Etimológicamente hablando, «tender la mano» significaba ayudar al que lo necesitaba. Hoy por lo visto, su significado ha cambiado desde el punto de vista político, puesto que se emplea cuando se quiere negociar con alguien.
Hay un dicho popular que dice «no se puede estar en todos los palos» o «no se puede estar en misa y repicando». Los políticos de ahora, pretenden usarse a unos u a otros para conseguir un fin. En este, en el de España, ahora mismo, la presidencia del gobierno.
Cuando el ciudadano capta esto, surge el desánimo, surge el desapego hacia la llamada clase política.
Por otro lado, hoy, vuelve ha hablarse por parte de los partidos del «voto útil». Resulta difícil creerse su utilidad, sobre todo, cuando se ve a los políticos negociar, tender la mano al amigo más insospechado, da igual que sea de izquierdas o de derechas.
Los valores que tenían y defendían los partidos políticos se han perdido. Hoy solo prima el beneficio inmediato. Son los ciudadanos los que tienen en su mano poder invertir la situación. No vale, ni votar con la nariz tapada, ni votar por inercia como si uno sufriera de cierto aborregamiento, porque, ya se sabe, el borrego es el que hace lo que se le dice, sin pensar y sin preguntar.
«Tírate al río», «pues me tiro».