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El Bosco atraerá a personas que nunca han visitado el Museo del Prado

Pintor misterioso que a lo largo de la historia ha despertado tanto interés por su obra como por su personalidad, el Bosco será el gran protagonista del año en el Prado «al que acudirá mucha gente que nunca ha visitado el museo».

Así lo ha considerado durante una entrevista con Efe el director adjunto del museo, Miguel Falomir, para quien el Bosco (Bolduque, 1450-1516) es, de por sí, «uno de los grandes atractivos del Prado y esta atracción va mucho más allá de su importancia histórico artística, pues atrae a un público al que no suele gustarle la pintura».

Falomir cree que a la celebración del quinto centenario de la muerte del artista holandés en el Prado acudirá «mucha gente que no viene al museo. Es más, creo que muchos visitarán el Prado por primera vez».

La afluencia de público que se espera plantea «unos retos importantes», en los que el «mayor desafío es la circulación de los visitantes».

Entre el medio centenar de obras que se expondrán hay varios trípticos «que se van a desplegar para que puedan verse por los dos lados, prácticamente el espectador va a poder rodear estas obras».

Aunque los espacios sean amplios y las obras se dispongan «con holgura», El Bosco es un pintor que invita a comentar, como lo demuestra el que «El jardín de las Delicias» sea la obra del Prado delante de la cual más tiempo permanece el visitante.

«Son pinturas plagadas de figuras relativamente pequeñas, que invitan a hablar delante de ellas», según Falomir, quien ha recordado la tesis del historiador del arte Reindert Falkenburg sobre que el tríptico de «El jardín de las Delicias» fue concebido como un elemento de conversación para la corte de Nassau.

Estos «inconvenientes» se tratarán de minimizar con un montaje que «cuando se desvele va a sorprender. Es un montaje muy distinto, de espacios curvos que invitan al espectador a seguir una dinámica, un recorrido».

Además, se han contemplado otras medidas, como las horas fijas de acceso, para que fluya mejor el público y no se produzcan grandes aglomeraciones, como ha ocurrido en la exposición del Bosco en Bolduque.

«Prácticamente no se podían ver las obras por la cantidad de gente y eso es lo que no queremos que ocurra aquí, donde pretendemos que la gente pueda descubrir al gran pintor que es El Bosco».

Miguel Falomir considera que en ocasiones «nos dejamos llevar por la fantasía extraordinaria del artista y no reparamos en que también era un magnífico pintor desde el punto de vista estético».

La restauración llevada a cabo en «La Adoración de los Magos», quizá «la pintura menos bosquiana», ha permitido comprobar que desde un punto de vista técnico y estético «es su obra maestra».

El Prado es la institución que conserva la gran mayoría de obras del artista, con una producción relativamente breve. Por ello, es el lugar idóneo para organizar su «gran antológica», que se iniciará con una contextualización del ambiente en que se crió y tendrá un recorrido temático ya que, debido a los poquísimos documentos que existen, «era temerario seguir un orden cronológico».

Se contará con «obras capitales» como el «Tríptico de San Antonio Abad», del Museo de Arte Antigua de Lisboa; «Cristo con la cruz a cuestas», de El Escorial, y «La coronación de espinas» (Los improperios), de la National Gallery de Londres.

«Estas tres obras son de una calidad superlativa que solo se van a poder ver aquí. Lo único del Bosco que no va a viajar a Madrid son aquellas piezas cuyo estado de conservación es tan delicado que no se prestan».

Miguel Falomir ha reiterado una vez más que «no son concluyentes» las conclusiones del Proyecto de Investigación de Conservación de El Bosco que cuestionaron la atribución al artista de las obras del Prado «Mesa de los pecados capitales», «Las tentaciones de San Antonio» y «Extracción de la piedra de la locura».

«Nosotros ya hicimos pública una nota en la que emplazábamos al catálogo de la exposición donde daremos nuestras explicaciones». El Prado «nunca ha tenido ningún problema en cambiar una atribución, y ya lo ha hecho en varias ocasiones».

Un ejemplo de ello es el retrato de la Infanta Margarita, que hasta hace poco estaba atribuido a Velázquez» y que ahora lo es a Martínez del Mazo.

«Cuando te dan argumentos y te demuestran que estás equivocado, lo corriges. Eso es una cosa y otra es que cualquiera, en un momento determinado, tenga una idea y tengas que aceptarla», considera.

Los argumentos esgrimidos «no eran concluyentes. Desde luego no hay ninguno de índole científica, como algún análisis de pigmentos o de las tablas que así lo indique».

Se trata de «valoraciones puramente subjetivas» con unos argumentos «que igualmente se pueden utilizan al contrario. En modo alguno nos parecen sólidos ni contundentes. Respetándolo, porque siempre se respeta, pero otra cosa es compartirlo».

En el catálogo de la exposición del Prado de la que será comisaria la conservadora Pilar Silva, el museo expondrá los «argumento suficientes» que existen «para seguir manteniendo la atribución de estas obras al Bosco. Al final, son los años los que van fijando y puliendo el catálogo razonado de un pintor». EFE

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