Que «el mundo avanza que es una barbaridad » es una afirmación que muchas veces, sobrepasa el conocimiento de la gente corriente.
La globalización, por ejemplo, que tanto ha unificado la economía mundial, permite que hoy, una de cada dos cuentas corrientes que se abren, ahora mismo, lo hagan en Suiza.
Sorprende el hecho, también, que para tener una cuenta en este país, quien no es suizo, necesite un mínimo de 50000 euros.
Las cuentas no salen para la mayoría de los mortales. Y sin embargo, el dato está ahí.
Con la corrupción galopante que sacude a este país, en el que todos los días se descubre un nuevo caso, el último, presuntamente, el del líder del PSOE gallego, sorprende que sea tan fácil, bueno tener 50000 euros no lo es, abrir de forma legal -ilegal ya lo sabíamos-una cuenta.
Si a ello se unen las leyes suizas, infinitamente más permisivas que en cualquier otro país, no extraña, por tanto, que el paradigma de los «paraísos sin impuestos» sea, obviamente, Suiza.
Los ciudadanos de «a pie» asisten a este mundo tan avanzado que permite hechos insospechados y sorprendentes para la gente corriente, tal es el caso que ocupa, y se preguntan, ¿que hemos hecho para merecer esto?