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El gran yacimiento aún por descubrir de la cueva de El Pendo (Cantabria)

El gran yacimiento aún por descubrir de la cueva de El Pendo (Cantabria)

Escondida en un gran paraje natural de un barrio de la localidad cántabra de Escobedo de Camargo, se encuentra la cueva de El Pendo, una cavidad que aún tiene por descubrir su gran yacimiento del Paleolítico, enterrado bajo los grandes bloques de piedra de su entrada.

Así lo piensan los investigadores que entre los años 1994 y 1997 realizaron diversas excavaciones tanto en el interior como en el exterior, unos trabajos que permitieron descubrir las conocidas pinturas del Paleolítico situadas al fondo de la cueva y hasta entonces escondidas.

El primer acercamiento científico a la cueva se produjo entre 1953 y 1957, de la mano de Julio Martínez Santa Olalla, y, posteriormente, en los años 90, es cuando se plantea uno nuevo, encabezado por los investigadores Sanguino y Montes.

Cuando estaban a punto de terminar esta excavación, en agosto de 1997, uno de los investigadores «se encontró algo que le pareció una pintura» y, tras comprobar que sí lo era, el trabajo pasó a ser una investigación arqueológica de arte rupestre por unas pinturas que, hasta ese momento, habían pasado desapercibidas.

Y es que todo el frente en el que se encontraban, un gran panel de 15 o 20 metros de ancho, estaba oculto por suciedad, básicamente por la presencia de partículas de polvo en suspensión y distintos tipos de bacterias, sobre todo líquenes, que ocultaban las pinturas.

Tras un minucioso trabajo de limpieza y restauración, se logró sacar a la luz esas representaciones, unas 26 unidades gráficas que se concentran, principalmente, en lo que se conoce como el friso de las pinturas, un gran mural de figuras de color rojo, algunas de ellas, en tinta plana.

Unas doce ciervas, acompañadas de una cabra, un caballo, dos zoomorfos indeterminados y varias formas de signos y trazos punteados componen el patrimonio pictórico del Paleolítico que se encuentra en esta cavidad, declarada por la Unesco patrimonio de la humanidad.

El Pendo es peculiar, caracterizada por una gran sala, a diferencia de las otras cavidades del Paleolítico que se encuentran en Cantabria. Y quizá sea esa característica la que la haga «muy atractiva» y «llamativa».

Sin embargo, antes de descubrir su patrimonio artístico, las gentes del lugar extraían de ella tierra porque era «muy buena» para utilizarla como abono, e, incluso, se llegó a usar como espacio para jugar a los bolos.

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