Lo absurdo llevado a lo absurdo por Kafka, leyéndolo hasta deja de ser absurdo.
Pero lo absurdo de lo absurdo es la falta el ridículo político y la tomadura de pelo por parte del presidente del Gobierno y del secretario general del principal partido de la oposición (PSOE).
Los debates en el congreso de los diputados cada vez son más vacíos, menos políticos y menos capaces de favorecer la buena marcha de un país, de su crecimiento y su desarrollo económico, jurídico, institucional y ejecutivo.
Pasamos del «y tú más», como modo de defensa ante la corrupción de unos y otros, a los elogios a quienes ya se han ido. El elogio de Rajoy a Rubalcaba ha sido la «lanzadera» de arremeter contra Sánchez, quien, parece ser, tiene los días contados en el PSOE gracias a su «madrina» Susana Díaz.
Y Sánchez haciendo gala de su «guapura», juventud y novedad en las filas socialistas acusa a Rajoy de «retrógrado». Una acusación con doble filo: uno por los años y años de Rajoy en la política y por la falta de renovación en el PP y otro porque Rajoy elogia a otro «dinosaurio político», ya retirado.
Sea como fuere, el debate superfluo entre los dos líderes, hoy, queda en eso en «retrógrado». Mientras tanto, el paro parado o en aumento, la deuda pública y la corrupción aumentando día a día, la justicia alejada de la justicia y el gobierno presumiendo de una «recuperación» económica, que no repercute, ni viven los ciudadano.
Directora NI