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Las ventas de cava catalán caen en toda España

Las ventas de cava catalán caen en toda España
Cava catalán.
Cava catalán.

La crisis soberanista en Cataluña se cobra sus primeras víctimas, y como siempre el sector del cava se encuentra en la primera línea de fuego. Las ventas de los grandes del espumoso catalán están cayendo y lo peor de todo: no sólo es en el resto de España, sino también en Cataluña.

En el caso de Freixenet las ventas cayeron un 10,7% en el 2013, según reflejan los datos registrados, y se situaron en 217 millones. Si en vez de compararse con el ejercicio de 2012 se hace con el año anterior, el 2011, la caída es mayor, de un 15% en dos años. Como la exportación sigue siendo el pulmón de la empresa que fundó José Ferrer, el grueso del descenso corresponde al mercado español. Fuentes cercanas a la empresa aseguran que la caída es igual en Cataluña que el resto de comunidades autónomas.

Freixenet, gracias a su potencia exportadora, todavía tiene beneficios. Ganó un total de 4,5 millones. En cambio, Codorníu vuelve a estar en números rojos, como en 2011. Ha perdido en el pasado 2013 una cifra de 5,9 millones.

Mientras el grupo de los Raventós soporta nuevas pérdidas, sus ventas han resistido algo mejor, pero también caen. Su volumen de negocio se ha colocado en 174 millones a cierre del pasado año, lo que supone un recorte del 3,3%.

No es la primera vez que el cava acaba pagando los platos que rompen otros. En 2012 ya sufrió un boicot cuando el entonces vicepresidente catalán Josep Lluís Carod Rovira (ERC) se negó a apoyar la candidatura de Madrid para los Juegos Olímpicos.

El cava quedó entonces como un producto en tierra de nadie: español en los mercados exteriores y catalán fuera de Cataluña. Aunque el presidente de Freixenet, Josep Lluís Bonet, ha hecho abundantes declaraciones a favor de la unidad de España y de que la principal característica del cava es que es un vino español, no ha sido suficiente. O lo peor, a lo mejor le ha perjudicado en Cataluña, algo que no le ha pasado a Codorníu, que se ha mantenido en un segundo plano pese a que su presidenta, María Raventós, ni habla catalán.

Contexto de crisis

Sin embargo, es difícil dilucidar qué parte de la caída se debe a la situación política y cuál hay que imputar a la crisis del consumo. Según el Ministerio de Agricultura, la venta de vinos y espumosos cayó en 2013 un 3,7%. En este sentido, el recorte de las ventas de Codorníu iría en esta línea, mientras que el de Freixenet sería muy superior. Según el Consejo Regulador del Cava, en 2013 se produjeron 241,3 millones de botellas, un 0,7% menos que en el año anterior.

En el caso de Cataluña hay que tener en cuenta que en 2013 los funcionarios de la Generalitat no tuvieron paga extra de Navidad, precisamente el momento de máximo consumo de cava. Las familias prefieren recortar antes en este tipo de productos que, por ejemplo, en los juguetes de los niños.

Posicionamiento de marca

Joan València, de la distribuidora de vinos y alcoholes Cuvé 3000, señala que “más que el boicot, el problema del cava es el posicionamiento de marca. Las marcas de gran consumo están vendiendo sus botellas a 6 euros en la gran distribución, lo que supone un precio de salida en bodega de 2,5 euros, algo que implica trabajar con poco margen”.

“Pero es que además este tipo de público de masas es más sensible a cuestiones como el boicot, mientras que un comprador más elitista está más por encima de este tipo de cuestiones políticas”, apunta València.

 

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