Las europeas del 25 M han marcado un antes y un después, no sólo en España sino también en Europa. El descalabro del bipartidismo, ha tenido repercusión inmediata en las filas del PSOE, partido que, si con respecto al PP no ha tenido el efecto de derrumbe total, si lo ha tenido con respecto al ascenso de otras fuerzas políticas radicales, comunistas y socialistas. Fuerzas políticas que, por supuesto, perjudican al PP ya que éste se queda sólo.
El PSOE, con los resultados en la mano, está en un proceso de renovación, de falta de dirección y poder. Lo que está llevando a que, internamente, aparezcan disconformidades, distintas fórmulas políticas para salir adelante, dimisiones en sus filas, candidaturas varias con distintos horizontes…. En fin, un cúmulo de circunstancias que han acometido “sin paliativos” al ver el descenso electoral tan abrumador. Algo que en las filas del PP, no hacen y se autocomplacen del debacle electoral, el peor de su historia.
El problema radica en que, a la vista de los acontecimientos, PP y PSOE por no perder el poder y el control absolutos que ostentan, no están dando visos de solucionar, de regenerar y de actuar. EL PP está a la espera de hacer una gran alianza abierta con el PSOE y el PSOE no se sabe que orientación va a seguir. De momento, continúan en el trabajo escondido de cambiar juntos aquellas leyes que puedan beneficiar a los dos y a sus metas políticas, que, a tenor de lo visto, son las mismas.
España, Europa, está inmersa en una situación preocupante hasta el extremo, extremo que está siendo aprovechado por populistas de izquierda radical comunista.
Directora Navarrainformacion.es