
La cadena de negligencias cometidas durante la ejecución del preso estadounidense, Clayton Lockett ha reabierto el debate nacional sobre los usos y aplicación de la pena de muerte en el país
Después de que Obama ordenara una revisión de los procedimientos de ajusticiamiento que siguen en vigor en 32 estados. El debate ha comenzado a raíz de que Clayton Locket, de 38 años fuera condenado a muerte por inyección letal en el año 2000. Los cargos que se le atribuyeron fue secuestro, violación y asesinato. Recibió una mezcla de medicamentos experimental que le provocó convulsiones y dolor extremo que le llevaron incluso a intentar escapar de la camilla durante el agónico procedimiento. Tardó 43 minutos en morir y lo hizo por paro cardíaco.
En este sentido, una de las medidas tomadas ha sido la publicación esta semana de un informe que recomienda «transparencia y profesionalidad» en la aplicación del método para las ejecuciones, la inyección letal.
Así el presidente Obama ha ordenado, para este mes, al Departamento de Justicia una revisión «estado por estado» de los protocolos de ejecución para impedir que se den más casos como el de Lockett.
La ejecución de inocentes es un problema endémico desde la restauración de la pena de muerte en EEUU/ en 1976. La Academia Nacional de las Ciencias ha estimado que si todos los condenados a muerte permanecieran un tiempo indefinido en el corredor, un 4,1% de ellos acabaría siendo exonerado.
No obstante, el presidente Obama reiteró su apoyo a la aplicación de la pena de muerte, práctica que el 65% de los estadounidenses defiende. A pesar de ello, varios estados han expresado en los últimos años su rechazo a la pena de muerte: Nueva York, Nueva Jersey, Nuevo México, Illinois, Connecticuy y Maryland.
Mapa de la pena de muerte en el mundo.
Oklahoma aprueba los fármacos y sigue adelante con la pena de muerte a dos condenados.