Cierto que las cartas estaban marcadas desde el 23-J y, sobre todo, desde que el “homo maretiensis marrakechiense” compareció, desde no se sabe bien dónde, para darle un nuevo corte de manga a la propuesta de reunirse que le hizo el ¿líder? de la “descOmPOSICIÓN”, pero me quedaba un resto de esperanza para pensar que algo pudiera evitar lo que este 17 de agosto ha venido a confirmar: Lo que un buen amigo, lector amable de mis desahogos de análisis político y comentador siempre de ellos, me viene diciendo desde hace bastantes años: “España no tiene arreglo”. Y, efectivamente, el bronceado rostro de felicidad y hormigón armado del citado veraneante al descender del coche para acceder al hemicirco –hoy más esperpento que nunca, si cabe– y el cerrado aplauso del sonriente rebaño, presagiaban que la partida estaba terminada y los saldos SáncHEZ, de agosto, liquidados.
En la primera foto del banco azul, en la nueva “legiCTADURA”, Nadia Calviño se hizo del todo “Nadie”, como ya viene siendo habitual, mientras la “chulísima” vicesegunda en funciones, Yolanda Díaz, “la de los 15 SUMANDOS”, se sentó, crecida, obediente y sonriente en extremo, a la siniestra del “amado lidl”, tras dos emocionados ósculos –de complicidad, que no de afecto ni de respeto, como recoge el DRAE– en las mejillas presidenciales. Era cuestión de tiempo presenciar el paripé de votación que sentaría a una independentista en el sillón de la tercera magistratura del Estado. Sinceramente, pensaba que después de que se sentaran en él personajes, tan inútiles como siniestros –nunca mejor dicho esto último–, como Pachi “Nadie” López y Merirtxell Batet –ésta al menos jurista, pero poco– no se podía caer más bajo. Pero ante lo vivido en la mañana del 17 en el congreso, sólo se puede repetir aquel “¡Manda h…os!” que otro mucho más digno y preparado ocupante de ese sillón, Federico Trillo-Figueroa, exclamó desde la tribuna en cierta ocasión, por mucho menos.
Me parece que, ahora que está tan de moda eso de “Día del…niño, abuelo, mujer maltratada, marido desnortado, cuñado ninguneado, orgullo gay…” y demás mandangas del costumbrismo pijoprogre, bien podría establecerse el 17 de agosto como el “día de la HEZ sanchista”. Lo que acertadamente publicaba al alba –como el desembarco de Perejil, ahora que hablo de Trillo, entonces ministro de Defensa– Pablo Planas , sobre el producto tuitero del fugado de Waterloo, Carlos Pico del Monte, no era más que otra crónica de una traición anunciada.
El “forajido” del Falcon no ha hecho otra cosa que rendirse, desde el primer momento que se consumó la “sorpresa” adelantada por el bolivariano José Luis Rodríguez Zapatero –muñidor principal de la reapertura de las dos Españas, que su clon no está haciendo sino rematar, no lo olvidemos– y, bajo el eufemismo de “conversaciones discretas”, de su coro de adoratrices clientelares, entregar, lo que quieran, a los enemigos de España, de uno y otro signo, para mantenerse en el poder hasta que, los mismos, cuando no lo necesiten, le den la patada final. Pero para entonces no quedará España, que es lo que sus socios y apoyos quieren y a él le importa una higa. Porque, qué es, si no, apoyarse para su beneficio particular de continuar, en tres partidos nacionalistas de extrema izquierda, BILDU, ERC y BNG, supuestamente progresistas, y en otros dos, también nacionalistas, pero de extrema derecha, nada progres, como PNV y Junt’s por Cataluña. Y, desde que el auténtico ganador de las elecciones, Alberto Núñez Feijoo, anunció que se postularía como candidato para formar gobierno, el perdedor no ha hecho otra cosa que acusar al presidente del PP de “presionar al Rey”, cuando es él el que lo viene haciendo, con su insistencia de “tener los apoyos parlamentarios” en lo que, para la izquierda, consiste “el ejercicio de la democracia y el cumplir la voluntad popular”.
Termino ya porque “No está hoy el horno para bollos”, como se suele decir y mi estado de cabreo con esa parte de la sociedad española, que ha propiciado este dislate, por sus resentimientos atávicos, sus votos desde las vísceras o las razones que se quieran esgrimir, desatendiendo el único objetivo que necesitaba España el 23-J: ACABAR CON EL SANCHISMO, me pueden hacer decir algo poco conveniente.
Y me despido con algo que un tuitero esperanzado ha escrito sobre lo que debiera ser la conversación del Rey con este vendedor de España, cuando le diga que puede formar gobierno: “¿Me puede decir qué apoyos tiene? Porque si sus apoyos son los que quieren acabar con la Unidad de España, no lo voy a proponer. O me trae apoyos constitucionales o se disuelven las cortes y se convocan elecciones”. Lo que no sería más que respetar al pie de la letra el juramento ante las Cortes Generales que le imponía el Artículo 61.1 de la Constitución: “…desempeñar fielmente sus funciones, guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes y respetar los derechos de los ciudadanos…”. Y once millones de españoles, más que la suma de toda la izquierda y sus apoyos —iba a poner morralla, pero me contengo, hemos votado España. Y por si faltaran argumentos, dos de esos apoyos del traidor, ERC y Junt’s, no sé qué harán BILDU Y el BNG, no fueron, ni creo que lo hagan esta vez, a la ronda de contactos con Su Majestad, al que no reconocen como su Rey.
La nueva pataleta de Vox, tras quedarse sin representación en la Mesa, por méritos propios, la dejo para otro día.
Antonio De la Torre, licenciado en Geología, técnico y directivo de empresa. Analista de opinión.