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El farmacéutico comunitario puede ayudar al paciente oncológico en su autocuidado

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El farmacéutico comunitario puede ayudar al paciente oncológico en su autocuidado dando respuesta a un enfoque multidisciplinar

En el I Congreso de Oncología para Farmacias, celebrado este viernes, un día dedicado especialmente a los pacientes, se quiso dar respuesta a qué es un enfoque multidisciplinar del cáncer y cómo puede ayudar la farmacia, según recoge IMFarmacias.

Mª Carmen Sáezfarmacéutica, nutricionista y fundadora de Impulsa tu Farmacia, quien organiza el Congreso, afirmó que «el viaje del cáncer no es único, hay muchos viajes y cada persona lo vive de una manera diferente«. Es un viaje arriesgado, es muy complejo. Se llega al diagnóstico por una razón u otra. Podría haber antes unos síntomas, una sospecha o no haberla. Puede llegar sin avisar. A partir de ese momento, ya empieza la visita al oncólogo, que decide la estrategia del tratamiento. Cirugía, si es posible, quimio, inmunoterapia, radioterapia.

«Todos estos tratamientos tienen, en mayor o menor medida, efectos secundarios que afectan a la calidad de vida. Hay descritos más de 250. ¿Qué se puede hacer con ellos? Afrontarlos a medida que llegan o prevenirlos. En el 70% de los casos se produce sequedad de piel, que incluye sequedad de la boca y vaginal. También cambios en la sensación de hambre o hábitos de la actividad física. El farmacéutico comunitario puede ayudar al paciente oncológico a detectar y entender la importancia de estos efectos secundarios y ayudarle en todo lo relacionado con su autocuidado. Muchos profesionales sanitarios están implicados en el cuidado del paciente oncológico. El cáncer y su tratamiento puede venir acompañado de depresión, ansiedad, riesgo de linfedema y serán necesarios un psico-oncólogo, un fisioterapeuta y, si hay problemas digestivos, los abordará un nutricionista«, describió. Es importante que estos profesionales estén especializados en oncología, porque el paciente necesita una atención adaptada.

Muchas profesiones con un solo objetivo: «Mejorar la vida del paciente oncológico«. Y «la farmacia comunitaria es una más«. Ésta tiene ya la formación que le permite saber lo que puede ocurrir tras el diagnóstico y acompaña al paciente. Por un lado, en la dispensación y asesoramiento del correcto uso de los medicamentos que son prescritos. Por otro, para ayudar en el manejo de los efectos secundarios. En primer lugar, para prevenir su aparición. Además, para identificarlos como un efecto secundario en el caso en el que se produzcan. Así, se puede acompañar en muchos aspectos el autocuidado del paciente oncológico, como en la piel, la boca, las uñas, el cuero cabelludo, el cuidado vaginal. «La farmacia es un punto cercano en el que el paciente puede preguntar y tener información fiable ofrecida por un profesional de la salud, para contrastar bulos y recibir la información que necesita para afrontar el viaje con mayor tranquilidad«, dijo. La frecuencia con la que el paciente acude a la farmacia comunitaria, que puede ser de hasta varias veces a la semana, favorece la detección de efectos secundarios que requiere la derivación a otro profesional de la salud. Cambios en el estado de ánimo, falta de apetito, dificultades en la deglución, síndrome mano-pie, sequedad y fragilidad de uñas, disminución de la actividad física, problemas laborales. De todo esto se habla cada día en el mostrador de la farmacia. El oncólogo es el que dirige, el que marca las pautas, el que está centrado en conseguir la estrategia de tratamiento que dé el mejor pronóstico para el paciente. Pero, «es de vital importancia contar con profesionales sanitarios que puedan hacer seguimiento en estos detalles del autocuidado del paciente en el día a día y aquí actúa la farmacia comunitaria«. Sáez recordó que el paciente oncológico toma muchos medicamentos y que el farmacéutico comunitario y su equipo le acompañan. «Son los encargados del acompañamiento cercano al paciente y a sus familiares en todas las decisiones de autocuidado que tiene«, aseveró. Efectos secundarios siempre habrá. Ante ellos, hay dos opciones. O se espera a que sucedan para luego reaccionar o ser proactivos y prepararse para minimizarlos y dar mayor calidad de vida.

La farmacia comunitaria es un excelente lugar de nexo entre los profesionales que necesita el paciente oncológico, «para detectar la necesidad de intervención de otros profesionales«. La farmacia detecta y deriva, cada uno pone el foco en su trabajo. Hay que buscar un especialista cuando la patología lo requiere. Ahí es «donde tienen cabida las farmacias especializadas«. Igual que hay especialistas entre médicos, psicólogos, nutricionistas o fisioterapeutas; «también en las farmacias«. Según sus palabras, «sería ideal que todos los pacientes contaran con una farmacia formada en oncología cerca de su domicilio«. Por eso, creó el I Congreso de Oncología para Farmacias.

Las de Eva Gonzálezfarmacéutica, nutricionista y titular de Farmacia Corredoria (Oviedo), y Mar Ruizfarmacéutica, nutricionista y titular Farmacia Espinos (Jávea), pertenecen al grupo de Unidades Hydroskin Oncology, integrado por 250 boticas en formación continua. A González le motivó especializarse en oncología por el «desconocimiento total» que tenía sobre ella. «Llegaban muchos pacientes a la farmacia, preguntando ciertas cosas acerca de sus efectos secundarios y del tratamiento y nos veíamos perdidos. Dábamos las cosas con mucho cuidado, con miedo de haber metido la pata. Vimos una necesidad de formarnos en oncología y decidimos hacerlo«, narró. Por su parte, Ruiz expuso que fue por una necesidad. «Tenía ganas desde hace tiempo de profundizar más en este ámbito, pero muchas veces en la farmacia no te da tiempo el día a día de avanzar. Luego ya fue una necesidad total, porque fueron casos personales. Ahí, me di cuenta de que en esta patología no podía llegar en el consejo como estoy acostumbrada a llegar en otras patologías. Entonces, encontré a Hydroskin Oncology, que me cogió de la mano y pude arrancar«, manifestó. Un paciente encuentra en una Unidad Hydroskin Oncology como las suyas es gente formada y que puede responder a sus necesidades. En el caso de la farmacia de González, hay un córner muy visible que constata que en ella hay un sitio especializado, con unos productos especializados para efectos secundarios. Los pacientes se atreven a preguntar, ya que «se dan cuenta de que hay alguien detrás que puede responder a sus dudas«. Ruiz amplió que es un «punto referenciado«, con un profesional sanitario especializado, en el que no hay que pedir cita y en el que encuentran «un apoyo y un seguimiento«.

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