Últimas noticias

Duplicity, el juego de los espías, las tramas de cama en Podemos y mi viejo profesor

Me asombra esta mañana mi viejo profesor Federico, al que conocí en la Universidad hace casi cuarenta años, al llevar con esa altiva y tan tópica como arraigada dignidad, en el sobaco, el periódico El País, bien plegado para no arrugar la arrogante superioridad de sus letras y tipos y, de paso, permitir que todos los viandantes veamos a su paso esa mancheta histórica que define como progresista al que la porta. Entonces, cuando me calificó con un sobresaliente, era un «peenéene» de sociología en la Complutense y hoy está a punto de jubilarse como catedrático.

Y se que Federico es, sencillamente, uno mas de ese clan privilegiado de ciudadanos nacidos para la gloria, más buenos, éticos, cultos y solidarios que los demás. Y no solamente por su destino casual de tercer hijo de una familia burguesa y haberse criado en un piso de trescientos metros cuadrados y habitación para la mucama que trabajó en su hogar, y durante muchos años, veinticuatro horas al día. O ni tan siquiera por su satisfactoria vida sexual de grandes emociones, orgasmos y experiencias en sus innumerables visitas a Cuba gracias a su solidaridad obrera y carnet de comunista, tal y  como el mismo me ha manifestado en las ocasiones que hemos compartido, como hoy, algunas cañas. La suya es una superioridad indescifrable, que parte de su ideología de izquierdas, claro está, superior a la media de los mortales que nos encontramos en el paseo.

Me cuenta que hace solamente unos años defendía ideológicamente las barbaridades de Zapatero, la Pajín y hasta los cochecitos eléctricos y las desalinizadoras, pero hoy, todavía con El País debajo del brazo, y aunque todavía no tiene ni un segundo de su discurso vital para analizar la corrupción política en su plenitud, dado que en su relato sobre la caja B y la corrupción del Partido Popular se le olvida mencionar los Eres de los socialistas andaluces, aquel  Faisán de Rubalcaba o ese ya famoso tres por ciento de los políticos golpistas catalanes adeptos al pujolismo. Pero y aquí está la esencia de la política española, me admite que algo en él ha cambiado. Y que gracias a Podemos ha podido por fin cambiar el destino de su voto y que trabajó como nunca en su vida para convertir a Carmena en alcaldesa de Madrid. Yo le contesto que la transición nos ha marcado, que a un servidor, personalmente, le ha marcado, pero él me contesta luciendo ese palmito de su superioridad ética propio de los comunistas, con un par de frases hechas sobre las necesidades sociales, el feminismo y la emergencia social. Y habla sin pausas de progresía y de fascismo como un auténtico chef que mezcla ajos con huevos y ofrece un revuelto de ajetes al aroma «los montes perdidos» de las muchas estrellas michelín en las que el vive todos los días.

Intento cambiar de tema sin cambiar de tercio y le pregunto si ha visto la película “Duplicity”, del guionista Tony Gilroy en la que Julia Roberts comparte el estrellato con Clive Owen. Los dos actores interpretan a sendos espías que deciden trabajar en la empresa privada para forrarse de dolares y el guión descubre un juego de verdades, mentiras, realidades, tramas de cama, enigmas y trampantojos sexuales, empresariales y políticos, que permiten reflexionar al espectador sobre la esencia del fracaso o el triunfo, dos claros tópicos  en nuestro actual civilización sembrada de cámaras, micrófonos, espías y dobles verdades.

Federico me contesta que no, que no conoce la película, pero evita hablar de Pablo Iglesias y sus líos con la tarjeta SIM de su colaboradora Dina Bousselham. Intuyo que le da vergüenza ajena, pero calla. Con su silencio comprendo su solidaridad con los antiguos correligionarios socialistas y los nuevos podemitas en el gobierno de coalición en el gobierno de España y me entristece.

Al despedirse me guiña un ojo y me susurra que tiene que prisa porque ha quedado con un par de jóvenes estudiantes que le han pedido ayuda para superar nota. Y se va feliz, altivo, con la mancheta debajo del brazo, dispuesto como siempre a echar una mano a esas nuevas generaciones que ya forman parte de su gente.

Manuel Artero, periodista Manuel Artero ha dedicado toda su vida profesional a la televisión en la empresa pública RTVE. Autor del libro “El reportaje para televisión un guiño a la noticia”, un práctico temario con el que ha impartido clases tanto en el Instituto Oficial de RTVE como en el máster de periodismo de la Universidad Rey Juan Carlos. La Paseata

Artículo anterior La puerta grande al coronavirus del aeropuerto de Madrid de nuevo abierta de par en par por decisión gubernamental

About The Author

Otras noticias publicadas

Responder

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies