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Dos no pactan… si uno no quiere y volvimos a ver quién no quería

Seguro que todos hemos oído, e incluso utilizado, el conocido refrán “Dos no pelean, si uno no quiere”, que recomienda practicar el sentido común para no entrar a posibles provocaciones que pueden derivar en lo que no se busca, al menos por parte de uno de los dos “peleadores”. Un refrán que, como tantos, se puede aplicar a nuestra política y que viene a cuento de la reunión del lunes entre el líder del principal partido de la Oposición, Pablo Casado, y el mentiroso “okupante” de la Moncloa, el doctor Plagio cum Fraude, al que cada día menos llaman por su nombre, Pedro Sánchez, porque cada día es más merecedor de epítetos que definen mucho mejor su poliédrica caradura.

Se trataba de una reunión convocada por ese “rey del postureo” que encabeza el gobierno anuncio socialcomunista, para llegar al “acuerdo de manifestar el desacuerdo”, como acertadamente se ha referido a la misma algún analista político que he podido ver en mi recorrido por la prensa digital, sin duda para alimentar ese “aperturismo” totalitario del que presume y que se resume en su negativa a pactar nada con la derecha, a la que pretende eliminar -su verdadero y único objetivo- del panorama político, desde su aquel “No es NO” que le dijera a Mariano Rajoy allá por 2015 y ha mantenido desde entonces a las propuestas del Partido Popular, independientemente del que las planteara, lo que le llevó a conseguir otro de sus innumerables títulos, el de doctor NO.

El esperado “resultado” de no llegar a acuerdo alguno, me recordó el conocido refrán que da título a mi artículo en versión política, “Dos no pactan… si uno no quiere”. Era evidente que el inquilino de la Moncloa no tenía intención alguna de pactar nada, sino de obtener un imposible cheque en blanco para hacerse con el Poder Judicial -el único que, de momento, no tiene del todo-, puesto que las propuestas de Casado no podían variar mucho de las que ya le lleva haciendo al partido socialista desde su llegada a la Presidencia del PP y que le hizo al propio Mr. Falconeti antes de las primeras elecciones que tuvo que convocar el “socialisto” -a la fuerza, por cierto-  y de las repetidas seis meses más tarde, después de no haber cumplido -como en nada- con su “justificación” al plantear la moción de censura: “convocar elecciones lo antes posible para dar a España la ‘estabilidad’ que necesita”.

Y decía más arriba que no tenía el control del Poder Judicial “de momento”, no porque no lo haya intentado y tratado de hacerse con algunas de las más importantes instituciones del mismo y del propio Estado. Primero al manipular al prestigioso Cuerpo de la Abogacía del Estado, que este personaje quiere convertir en la “abogacía de SU estado” gracias a algunos de sus miembros, poco dignos de pertenecer a él -recuérdese el cambio de titular en el juicio al “procés” para no hablar de rebelión-, y que pierde con él las mayúsculas de los dos términos principales en aras de magnificar el posesivo con el que ha transformado a los que se dejan utilizar no se sabe bien por miedo a qué. Y prefiero ignorarlo porque no creo que sea por nada “plausible”, por usar un término “políticamente” correcto. Y lo intentó con la Fiscalía, cuando en una entrevista en RNE, antes de las elecciones del 10 N, decía a su entrevistador aquello de “¿la Fiscalía de quién depende?” que, muchos fiscales, afortunadamente, siguen haciendo fiable. Veremos si no lo culmina con el indecente nombramiento de su diputada y antes ministra de Justicia, Dolores Delgado, entrañable amiga del autor de aquella carta dirigida al “Querido Emilio” que firmaba el entonces juez del nº 5 de la Audiencia Nacional, hoy defensor de populistas, peronistas y, a no tardar, de los amigos del heredero de Hugo Chávez, el “pajarito” venezolano a los que el círculo de la impunidad se les va estrechando después de que, a instancias del PP, la magistrada Susana Trujillano, del juzgado de Instrucción nº 7 de Madrid, viera indicios de delito en el ya conocido como Delcygate y haya pedido no destruir las grabaciones sobre la visita a Barajas, “sin pisar suelo español”, de la viceMaduro bolivariana y sus misteriosas cuarenta maletas que, al parecer, no han sido las únicas cuarenta que han viajado por esos mundos con cargas “valiosas” y lo conocido sobre las cantidades millonarias -se habla de 35 MM € – que parecen haber recibido en diferentes cuentas, alguna suiza, Raúl Morodo -embajador español en Venezuela durante el gobierno del antes citado Zapatero-, su hijo Alejo y las respectivas consortes. Ya veremos si el tándem ministerial Bono/Moratinos, tan ligado al siniestro personaje, sale indemne de la investigación de la Fiscalía, que parece haberse aplicado en lo que decía hace unos días de “sigue el dinero” que se hizo famoso en el caso Watergate. El otro implicado, José Luis Ábalos, al que se le va poniendo cara de “ex”, dice estar tranquilo porque esta aforado -no sé si también lo suficientemente “forrado” ya con sus ONGs- y la Ley de Protección de Datos “protege” las citadas grabaciones.

No me resisto a terminar sin darle su “minuto de gloria” a la vicepresideNTE Carmen Calvo que, esta vez, a una pregunta de Cayetana Álvarez de Toledo sobre su pretendida reforma “ad hominen” del Código Penal “para favorecer al golpista Oriol Junqueras”, condenado e inhabilitado por sedición, “dixit” en referencia al PP: “Han hecho de la crisis económica, una crisis social, territorial, de estabilidad…”, que más bien sería aplicable a su amigo José Luis Rodríguez, que sí dejó España en 2011 en la ruina y con esas crisis estructurales que ahora lo “acreditan” también como interlocutor del corrupto López “C-Obrador”, como llama un conocido comunicador de las mañanas radiofónicas al presidente mejicano, para formar parte del equipo intercesor por Venezuela ante el mundo.

Tengo que dejar sin comentarios la imagen maternal de la ministra de “igual-da”, Irene Montero -con bebé en brazos y fotógrafo incorporado-, y la celebración de sus 32 años “cargados de experiencia”  entre los aplausos de su feminazi e igualitario “equipazo” ministerial. También, la red de prostitución infantil “aparecida” en Baleares y puede que en algún otro sitio, de la que no parece ajeno el gobierno balear y el despido -o apartamiento del servicio- de un vigilante del aeropuerto de Barajas que ha dejado escrito en documento notarial lo que vio la noche de marras del 19 al 20 de enero pasados en esa “cita a ciegas” hispano venezolana que trae de cabeza a más de un ministro.

Mientras, descanse en paz don Fernando Morán, que algún secreto se habrá llevado a la tumba.

Antonio de la Torre, licenciado en Geología, técnico y directivo de empresa. Analista de opinión

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