La Navarra de toda la vida, la Navarra rural, ayer protestaba por las calles de Pamplona. Una histórica protesta, «la más numerosa de la historia de la agricultura en Navarra», decía el presidente de la UAGN, sindicato convocante.
Una Navarra que ve como la despoblación, el envejecimiento y los cada vez menores beneficios, atenaza su futuro y lo vuelve muy negro.
Basta ver el dato que ayer las organizaciones agrarias daban del campo navarro, muy pocos, poquísimos jóvenes, en un mundo cada vez más difícil.
La polémica, además, está servida, tras conocerse el bajo precio de los productos agrícolas en origen, no en su destino final, algo indignante y que ha colmado la paciencia del campo navarro y español.
Mientras tanto, el Gobierno a lo suyo, pasando de los problemas e intentando mantener un poder convertido en una fábrica de amiguetes para, oye, haber quien cobra más dinero.