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El conjunto megalítico de Guadalperal (Cáceres): entre el agua y la tierra

Eduardo Palomo/Alberto Santacruz

Mérida, 1 oct (EFE).- La falta de recursos hídricos será siempre un problema económico, social y hasta de salud, pero, a veces, permite conocer lo que esconde el agua en pantanos y ríos. Es el caso del conjunto megalítico de Guadalperal, ubicado en el embalse de Valdecañas (Cáceres) y cuyo futuro se debate entre el agua y la tierra

Mientras los agricultores y ganaderos ven con mucha preocupación la falta de agua para sus tierras y explotaciones, otros colectivos, no ajenos a esta necesidad colectiva de que llueva, consideran que es un buen momento para poner en valor esta construcción megalítica, cuya antigüedad oscila entre los 5.000 y 7.000 años.

No obstante, su «aparición» no es tal, pues se sabía de su presencia en el fondo del embalse de Valdecañas desde principios del siglo XX cuando fue excavado y restaurado por el paleontólogo alemán Hugo Obermaier.

La falta de lluvias y el consiguiente descenso del nivel del pantano, construido sobre el río Tajo, permitió este verano que el conjunto megalítico emergiera. Desde entonces, muchas han sido las personas que se han acercado a ver este dolmen y también las opiniones sobre qué hacer con este conjunto megalítico.

En declaraciones a EFE, el presidente de la Asociación Cultural «Raíces de Peraleda», Ángel Castaño, ha explicado que se trata de una construcción megalítica, «de extraordinaria importancia» y, aunque menos vistosa que la de Stonehenge (Reino Unido), es más antigua que esta última.

Según las teorías más recientes, tal como apunta Castaño, el origen de la cultura megalítica está en la zona geográfica de Extremadura y sus áreas limítrofes de Portugal. Desde aquí, se extiende por migración al resto de Europa occidental.

«Estamos hablando de uno de los primeros ejemplares de este tipo de arquitectura, de los más antiguos», remarca Castaño, quien afirma que «es la primera vez que el dolmen ha quedado totalmente a la vista y en suelo seco y accesible».

Por ello, este colectivo propone, en principio, que se saque del agua. «Hay que conservarlo para que no se siga deteriorando, pues el barranco subacuático donde se encuentra se está deteriorando», explica el portavoz, quien, además, introduce la importancia de «ponerlo en valor» como motor turístico de la zona.

Quienes también se ha acercado hasta la zona es un equipo del Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE), integrado por un geólogo, un arqueólogo, una restauradora y un arquitecto con el objeto de realizar catas de limpieza.

De momento, ya se ha intervenido sobre los ortostatos (bloques/losas verticales) con menor superficie de asiento, con la instalación de hiladas de ladrillo de tejar. Este equipo considera que las piedras presentan «un buen estado».

Las catas han constatado el papel estabilizador de la costra que cubre la superficie de la piedra, que ejerce de protección natural y evita así el deterioro de la estructura.

El estado de la piedra se encuentra directamente ligado con su naturaleza litológica y no se han hallado alteraciones reseñables en los materiales cuarcíticos, mientras que el deterioro de los granitos y metagrauvacas es muy heterogéneo, con múltiples causas que requieren de tratamientos diferenciados.

Con todo ello, la Junta de Extremadura ya ha anunciado que respetará la decisión que adopte la comisión de expertos constituida para analizar qué hacer con el monumento megalítico, aunque remarca que al estar situado en la zona inundable del citado embalse, la cuestión depende de la Confederación Hidrográfica del Tajo y del Ministerio de Cultura.

En este grupo participan los mayores especialistas españoles en arqueología megalítica, como Rodrigo Balbín y Primitiva Bueno, de la Universidad de Alcalá de Henares; Enrique Cerrillos, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y Bartolomé Ruiz, director del Conjunto Arqueológico de los Dólmenes de Antequera.

En este marco, el Gobierno regional y el Ministerio de Cultura realizarán inspecciones periódicas para garantizar su conservación, que podría contar con la intervención de arqueólogos del Museo Nacional de Arqueología Subacuática (ARQVA).

En opinión del Gobierno extremeño, los expertos han considerado «que el traslado del conjunto megalítico en este momento supondría una pérdida irreversible del contexto histórico-arqueológico».

«¿Cómo quieren conseguir esos objetivos de salvaguarda del monumento megalítico si lo dejan en el agua?», se pregunta Castaño.EFE

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