Tras más de medio centenar de sesiones, ayer concluía el llamado juicio del «procés» catalán.
Un juicio, que a falta de sentencia, ha demostrado, pese a los intentos de las defensas, que si hubo un intento claro y diáfano de desafío violento hacía el Estado español.
Sorprende, por tanto, que la Abogacía del Estado, al parecer a «sueldo» claramente de intereses oscuros, no haya querido ver lo que la Fiscalía y la acusación popular han demostrado en el Juicio.
Las sentencias deberían ser ejemplarizantes y así evitar otras algaradas como las producidas. No se entendería una absolución o una mínima condena, como tampoco un indulto. Los españoles quieren la verdad y el oportuno castigo.