Las palabras, después algo matizadas, sobre el aborto del número dos de la lista del PP al Congreso por Madrid, Adolfo Suárez Illana, han generado este jueves un alud de críticas por parte del resto de partidos
En una entrevista en Onda Cero, Suárez Illana ha pedido «ayudar a las mujeres que tienen que decidir entre ser madres de un niño vivo o un niño muerto» y ha calificado como una «salvajada» que no se haga nada para reducir el número de abortos.
«Los neandertales también lo usaban. Lo que pasa es que esperaban a que naciera y entonces le cortaban la cabeza», ha añadido.
A un mes de las elecciones generales, el hijo del expresidente del Gobierno Adolfo Suárez ha reconocido que no hay consenso para reformar la ley del aborto en España, pero su trabajo -ha dicho- es cambiar esa tendencia.
Ha citado además una supuesta legislación del Estado de Nueva York, donde, ha asegurado, «se acaba de aprobar una ley que permite el aborto después del nacimiento».
Una ley que ha reconocido horas después, no existe, por lo que ha pedido disculpas.
Al paso de sus palabras ha salido el visesecretario de Organización del PP, Javier Maroto, que ha dejado claro que su partido no va a hacer propuestas sobre este tema hasta que se pronuncie el Tribunal Constitucional.
«Sí, proponemos una ley de maternidad para que todas las mujeres que libremente decidan ser madres lo puedan hacer con todas las ayudas laborales, económicas y fiscales», ha asegurado.
Las palabras de Suárez Illana han provocado reacciones en la ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, que ha tachado de «lamentable» volver a «conceptos prehistóricos», y ha resaltado que se trata de un derecho de la mujer. Y en la número uno de Ciudadanos por Barcelona, Inés Arrimadas, ha pedido al PP que deje de «decir barbaridades de una vez». «Dejen de enredar a sus votantes con el aborto como siempre hacen y dejen de vivir en el pasado», ha lamentado.
Es lo que pasa si no te pliegas al feminazismo y a una de sus derivadas, la cultura de la muerte de su descarado pro-abortismo, convirtiendo el irrenunciable y primer dcho. de todos, el dcho. a la vida (y q como tal debe defenderse sobre cualquier otro) en el dcho. a abortar.