El anuncio del Gobierno de prohibición de los coches de diesel y gasolina para el año 2040 recuerda a cierto cuento infantil, aquel titulado «el cuento de la lechera».
En dicho cuento, una campesina va al mercado a vender su cántaro lleno de leche. Mientras se dirige a dicho mercado empieza a fantasear sobre los beneficios que va a obtener de la venta y todo lo que va a poder hacer con ellos. Es tal lo que imagina que va a obtener, que se pone muy contenta. En plena alegría tropieza y derrama toda la leche por el suelo, con lo que su sueño desaparece.
Esto es lo que parece recordar el anuncio del Gobierno, muchos beneficios para el medio ambiente, una mejor calidad de vida etc, etc, etc… Pero hay un problema, el 2040 está muy lejos, nada más y nada menos que dentro de 21 años. Para entonces, como dice el dicho popular, «todos calvos», queriendo significar que todo ha podido cambiar tanto, que lo que hoy parece lo mejor, mañana se habrá quedado totalmente anticuado.
El anuncio de los gobiernos, de diferentes países, que han apostado por lo mismo que España, pudiera truncarse rápidamente y quedar convertido en nada, ante el avance tecnológico que se espera en los próximos años y, tanto la gasolina como.el diésel, haber quedado obsoletos en poco tiempo, mucho antes de la fecha propuesta.