La inversión en I+D+i es fundamental para mejorar la competitividad de los vinos elaborados España, un país que encabeza el ranking en cuanto a volumen producido, pero que se encuentra a la cola en consumo interno y que además debe afrontar el reto de la aparición de nuevos actores en el sector, como China.
Más del 50 % de las vides plantadas en el mundo se encuentran en España, China, Francia, Italia y Turquía, por orden de importancia.
España también es el primer exportador mundial, pero sus precios están muy por debajo de la reconocida calidad de sus caldos, ha explicado a Efe la presidenta de la Plataforma Tecnológica del Vino (PTV), Mireia Torres, que ha participado en Pamplona en una jornada sobre la innovación en el sector vitivinícola.
Es precisamente la innovación la prioridad de la PTV, una entidad creada en 2011 que agrupa a bodegas, sector auxiliar, asociaciones empresariales, universidades, centros tecnológicos, organismos públicos de investigación, consejos reguladores, consultores y asesores, y expertos en marketing y comercialización.
El sector del vino en España ha invertido de media en el último lustro entre 170 y 180 millones de euros al año. En todas las comunidades autónomas, ha dicho Torres, este sector «está sabiendo aunar tradición e innovación a partes iguales, incorporando las nuevas tecnologías a toda su cadena de valor».
Durante el periodo 2014-2018 se han desarrollado un total de 92 proyectos en el marco de la PTV. Destacan líneas de investigación como la adaptación del viñedo a los efectos del cambio climático, el control de plagas y enfermedades, y la mejora de gestión del viñedo mediante las nuevas tecnologías.
Otra gran línea de interés, ha explicado Torres, es estudiar y dar a conocer las variedades que se plantaban antiguamente en cada zona. Según Félix Cabello, del Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA), en 2011 había identificadas en España 235 variedades, pero un 80 % del viñedo estaba representado por tan solo nueve.
Hoy en día se siguen identificando variedades «pre-filoxéricas», con lo que «el potencial que tenemos en España para elaborar vinos singulares es enorme», ha apuntado Torres.
La presidenta de la PTV ha recordado que, cuando estudiaba enología en Montpellier en los años 90 y comparaba los vinos españoles y franceses, se sorprendía, ya que «los vinos españoles tenían y tienen una relación calidad-precio buenísima, mucho mejor».
Sin embargo, el precio del vino español sigue siendo el más económico entre los principales exportadores mundiales.
«Queda mucho por hacer, de eso no cabe duda, pero, si las bodegas con sus marcas, en cada una de las denominaciones de origen, trabajan bien la calidad, la promoción y en definitiva la puesta en valor, estoy convencida de que la situación mejorará», ha resaltado.
En España, según datos del Observatorio de Mercados del Vino, aunque la producción ha sufrido grandes oscilaciones, se ha mantenido en unos 42 millones de hectolitros en los últimos 10 años.
Tras la caída continuada desde los años 80, el consumo de vino en España parece estabilizarse sobre los 9,8 millones de hectolitros, lo que sitúa a nuestro país a la cola, no solo de Europa sino a nivel mundial, en lo que a consumo per cápita se refiere.
Por ello, ha subrayado Torres, es prioritario recuperar el consumo interno, también entre los jóvenes: «Hay dos aspectos a considerar, el primero es cultural. Habría que dar a conocer a los jóvenes la cultura del vino, que el degustar una copa de vino sea algo lúdico y que no lo vean como algo de las generaciones pasadas».
El segundo aspecto es el precio: «Si el vino es demasiado caro no va a llegar a los jóvenes y apostarán por una bebida como la cerveza, que en general es más económica».
En 2015 la superficie de viñedo español parece haberse estabilizado en un millón de hectáreas aproximadamente tras la fuerte caída que sufrió de 2008 a 2011.
En China, como en tantos otros ámbitos, este sector está en rápida expansión. Los chinos se han aficionado al vino y la extensión total de viñedo ha ido creciendo en este país hasta alcanzar las 830.000 hectáreas, según datos de 2015.
Sin embargo, ha declarado Torres, muchos viñedos chinos son para hacer uva pasa y en muchas zonas «lo tienen complicado, ya que les coincide el monzón con la época de maduración».
No obstante, hay zonas más secas donde se han hecho grandes inversiones y «se elaboran buenos vinos gracias a la disponibilidad de agua por goteo», ha afirmado la enóloga.
Torres ha mostrado asimismo su preocupación por los efectos, tanto cuantitativos como cualitativos, del cambio climático en el sector vitivinícola.
«Los escenarios más optimistas del MAPA hablan de un incremento de temperaturas de dos grados como promedio en el 2100. Los más pesimistas, de seis grados. No son escenarios muy halagadores y podrían suponer muchos cambios en el sector», ha aseverado. EFE
Javier Rodrigo