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Más de cien valientes desafiaron al tiempo este anterior día ocho compitiendo en la XXXVII edición de esta prueba pedestre de la montaña Navarra
Después de un calentamiento donde la lluvia auguró un día difícil, la misma dio tregua casi al unísono del pitido inicial. De inicio un reducido grupo de atletas se colocó en la parte delantera del pelotón dejando claro su superioridad con respecto al reducido grupo de inscritos, el tiempo de días anteriores invitó a ello. Etxeberría, con el paso de los primeros dos giros, mermó a sus rivales completando el recorrido (cuatro vueltas) solo y, con un margen de seguridad importante. En féminas, de inicio varias atletas se agruparon dejando ver que la lucha por los puestos de podio serían difíciles de lograr. Aquí, Verónica Domínguez logró el primer lugar.
Etxeberría y Domínguez, junto con el resto de inscritos pudieron sentir como la tregua que dio la lluvia trajo como invitado al viento. El aire dificultó el paso por el único punto alejado del pueblo (tramo más reducido con respecto a 2016. Esta edición contó con 10,6km). Esto unido a varios charcos y, la temida pintura, hizo que todos nos cuidásemos de sufrir los infortunios propios del día. El público asistente animó de forma constante, al tiempo que veían las faldas de sus montes con nieve. El nivel de la prueba, de nuevo, estuvo por encima de otras citas dejando claro que correr en Alsasua es un test físico con el que medir fuerzas con respecto a otros rivales en una de las épocas más duras de la temporada.
