La labor que está haciendo el gobierno nacionalista de Navarra con relación a la imposición del idioma que ellos consideran más optimo, el ‘euskera’, está provocando en la inmensa mayoría de los habitantes del Viejo Reyno, un rechazo que debería empezar a preocupar a la señora Barkos y a su gobierno.
El “’euskera’ hasta en la sopa” está provocando su rechazo. No puede entenderse, como quiere el actual Gobierno, eliminar la zonificación lingüística navarra con el objeto de imponer el ‘euskera’ en todos los puntos de Navarra. El Gobierno sabe que, en muchos lugares de la geografía de la Comunidad Foral, el ‘euskera’ es inexistente, no llega al rango de ni siquiera residual, por lo que su intento de imposición genera el rechazo más profundo.
Además, en aquellas comarcas del norte de la Comunidad Foral, donde el ‘euskera’ está más presente, existe rechazo hacía la política de imposición del Gobierno.
En suma, un Gobierno cuyo único mérito o desmérito en su acción de Gobierno es imponer un idioma a todas luces rechazado por la inmensa mayoría de los navarros, pierde su legitimidad al ser rechazado por su desgobierno.
Los navarros quieren gobiernos que gobiernen para todos, no sólo para unos pocos, como ocurre ahora. La promesa de la señora Barkos, tras su elección, fue la de un Gobierno para todos. Falta a su promesa.
Solo de una persona acomplejada puede nacer este desprecio a sus orígenes e identidad. Si desde el Gobierno de Navarra se tuviera que implementar una política lingüística que supusiera la compensación histórica a las legislaciones represivas de las que a sido victima el idioma navarro…..mejor me callo. En realidad, el Gobierno aboga por garantizar los derechos lingüísticos de los navarros sin obligar a nadie. Si las cifras de matriculación no son de vuestro agrado es posible que seáis vosotros los que estáis remando en otra dirección.