La consejera del gobierno nacionalista de Navarra, M.ª José Beaumont, debería presentar su dimisión, ya no por haber obtenido un rotundo fracaso con su Ley de Policías, que también, sino porque sus declaraciones tras su derrota en el Parlamento navarro dejan bien claro el objetivo que pretendía llevar a cabo con dicha ley, que no es otro que la mal llamada “normalización lingüística”.
Los nacionalismos excluyentes, como es el que hoy gobierna Navarra, pretenden emplear el idioma como vehículo de unificación. Aquí en Navarra el mal llamado ‘euskera’.
Quieren meterlo en cualquier sitio, en cualquier lugar, para conseguir su objetivo: que todo el mundo lo hable. Al producirse este hecho, marcan diferencias con el idioma español y así, consiguencrear un cuerpo de vasco hablantes que pueden ser conducidos, que pueden ser manipulados hacía la creación en ellos de un sentimiento del hecho vasco y de un sentimiento de rechazo, de odio hacia lo hispano.
En Navarra, este hecho es fundamental puesto que el rechazo hacía los nacionalismos excluyentes es una realidad. Qué mejor manera que conseguir un cuerpo de policía bilingüe y, además, a través de una norma, de una ley.
El rechazo mostrado por parte de sus dos socios de gobierno, Podemos e IU, seguramente, marcaran un antes y un después en sus relaciones políticas y de gobierno. Las llamadas “fuerzas del cambio” no lo son tales.