El Gobierno de Navarra resulta, por lo visto, tan ineficaz, que el gobierno de la nación -parece- está tomando las decisiones más importantes para el futuro de su tierra.
Si ya se pudo apreciar esta situación con el Tren de Alta Velocidad (TAV), ahora la situación vuelve a repetirse con el Canal de Navarra.
Ambas obras, de gran importancia para Navarra, se encontraban paralizadas ante la indecisión del Gobierno de la señora Barcos. Un gobierno mandado en la sombra por Bildu, el partido abertzale vasco, que no ha querido nunca el desarrollo de esta tierra. Un desarrollo que pudiera haberse visto comprometido hace años ya, si las protestas, muchas veces violentas, de los antecesores de Bildu, Herri Batasuna, por ejemplo, se hubieran “salido con la suya”. Rechazaron la autovía del Leizaran, el pantano de Itoiz, la autovía del Camino; están rechazando el Canal de Navarra y el TAV.
Demuestran, por tanto, un gran desprecio hacia todo lo navarro; anteponiendo lo vasco frente a todo. El gobierno debería gobernar para todos los navarros y no solo para unos pocos. Rechazando estas obras, rechaza el bienestar futuro de Navarra.