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Pasión y muerte según la dictadura de género

“Es culpable, y debe morir. Entonces le escupieron en la cara y lo golpearon…”(Mt. 26,66-67)

Es culpable… debe morir, al menos socialmente. Pero porqué no, ardiendo dentro del autobús también, como desean muchos.

Es culpable… debe morir. Debe ser quitado de en medio. Que no se hable más de él.

Es culpable… lo ha dicho el Sanedrín de los políticos que dictan las ideas. Que deciden lo que está bien pensar y lo que no. Lo que se debe decir y lo que se debe callar.

Sí es culpable.

Los resistentes a la Ideología de Género, a esa dictadura silenciosa e inapelable que impera hoy, son culpables. Los Sumos Sacerdotes de la Ideología de Género (políticos, líderes de los lobbies LGTBetc y mandamases feminoides) han dictado sentencia. Han votado la moción declarando non grato el autobús de la libertad, que dice NO al adoctrinamiento de género y clama respeto a todos.

¿Pero de qué son culpables estos últimos resistentes al Imperio Rosa? ¿De qué es culpable Alicia Rubio, Nacho Arsuaga y HazteOir, Rocío Monasterio, Francisco Contreras, y unos pocos -muy pocos- periodistas y pensadores?

Son reos de discrepar a los postulados homosexualistas. Son culpables de decir que los niños tienen pene y las niñas tienen vulva. Son sentenciados por opinar que la biología es determinante y tiene un papel decisivo en el sexo. Por decir que dos más dos son cuatro.

En San Fernando (ciudad modernísima donde las haya y a la vanguardia del mariprogresismo desde que manda Cavada, con semáforos elegetebés y-lo-que-haga-falta…) se ha dado un detalle de lo más esperpéntico, que os cuento: una señora entrada en años, jubilada ella, que acudió al escrache podemita en la rueda de prensa por la libertad que ofreció HazteOir, resulta que fue no hace mucho profesora en un colegio católico… ¡Y profesora de biología! 

¿Cuántas veces esta ex-profesora (“ex”, gracias a Dios y a los planes de jubilaciones de la Concertada) no habrá enseñado el aparato reproductor humano? ¡Una vez por cada año de su carrera docente! Y ahora escrachea a quien dice que los padres debemos tener libertad para enseñar eso a nuestros hijos si nos da la gana… ¿No es una locura esto que estamos viviendo?

Pero eso no importa. Son culpables.

Son reos de defender una libertad que está siendo desconocida para las nuevas generaciones, adoctrinadas en lo políticamente correcto, y sin posibilidad alguna de poder pensar que los padres, ¡LOS PADRES!, somos los depositarios del sagrado derecho de educar a nuestra prole.

Son reos porque unos chavales que al parecer tienen lo que se denomina “PMS” (Proyección hacia el Mismo Sexo, y que son dignos de toda atención y respeto), pues resulta que así lo han decidido. Y van y hablan con los políticos -especialmente los podemitas- y plantean una moción de repulsa al que piensa distinto. Y asunto terminado.

Y luego van los sociatas y quieren ser tan progres como los podemitas. No vaya a ser que se descalabren electoralmente. Y luego los de Ciudadanos y los andalucistas (estos dos grupos ya ni se sabe como piensan), no vaya a ser que los tachen de retrógrados…

Y lo que es más grande, más inaudito: los peperos, los que salen en las cofradías, los que se abrazan a los hermanos mayores, los que gustan de incienso, saeta, mantilla y pañuelo en el bolsillo… esos, sí, esos, también los sentencian. Claro, si de ellos parte en gran medida las injustas leyes homosexualistas que se van aprobando en las comunidades autónomas. Especialmente la de Madrid.

Solo me sale una palabra: ¡RAZA DE VÍBORAS, SEPULCROS BLANQUEADOS!

Jesucristo calló ante el infame Sumo Sacerdote. Yo, como no soy Él, ni de lejos, no callaré. ¡HIPÓCRITAS! Que ni habéis querido reunirse con quien teníais que haber escuchado antes de votar, argumentando que tenía una postura crítica ante el PP y ante Cifuentes, y buscando en las redes sociales “motivos” para no oírle… La Cifuentes… Vuestro modelo de mujer sin valores vendida al socialismo ideológico.

El Popular, un partido podrido de corrupción. Pero de corrupción ideológica, que es la peor.

Ese es el Sanedrín. Ese es el que dictó sentencia a los únicos que elevaban la voz. A quienes son libres de verdad.

Miles de sanedrines en España, en Europa, en América. Sentencian cada día a los discrepantes. A los que defienden a sus hijos. A los que no acatan las órdenes de la peor dictadura que ha conseguido el comunismo: la dictadura de género.

Sanedrines de prensa y medios audiovisuales que imponen sus dictados o sus mensajes subliminales. Sanedrines de políticos plegados por un puestito de trabajo. Sanedrines de chicos engañados, que imponen sus conflictos homosexuales y buscan protagonismo en unos lobbies cada vez más subvencionados. Sanedrines pagados con nuestros dineros en las más altas esferas internacionales.

Y Sanedrines de instituto, en el que tienes que pensar como los demás, o como el profe de turno dicte. De universidad, donde la violencia puede hasta dañarte.

Quisieron callarle. Lo sentenciaron. Se rasgaron las ropas, signo del peor de los crímenes: la blasfemia. Lo peor para ellos. Un criminal.

Hoy sigue pasando. Efectivamente, para estos sanedrines no pueden ser otra cosa: ¡culpables!

Pedro Mejías, delegado en Cádiz de Hazteoír y Derechoavivir

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