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APUNTES: La respuesta a los desafíos pasa por reforzar la Unión Europea

Tanto a Europa como a España nos acecha la incertidumbre, los desafíos, los problemas, por supuesto, los que se generan en el interior de nuestra zona, pero también los que tienen origen fuera de las fronteras comunitarias. Por citar el hecho más reciente. cómo nos va a afectar la nueva presidencia USA en defensa o en el comercio exterior, y me refiero sólo a los dos aspectos en los que ha quedado clara, aparentemente al menos, la postura del presidente electo.

Centrándonos en España, el problema territorial es sin duda el asunto que más debe preocuparnos, quizá el más grave en democracia, después del terrorismo sufrido en las últimas décadas del siglo pasado e incluso después. Tenemos otros bien conocidos y a los que hay que buscar solución sin más demora: lograr una financiación adecuada para las pensiones y otros gastos sociales, definir el marco del estado de bienestar o de la educación, entre otros.

También en Europa hay varios frentes abiertos cuya superación en un sentido u otro tendrá una clara incidencia en España, como no puede ser de otra forma. Está, ante todo, la desconexión del Reino Unido, que supone un empobrecimiento cierto para ese país, como ya demuestra la depreciación de la libra esterlina y el aumento de la inflación en ese país, pero también es una pérdida de poder económico para la Unión Europea, que pierde la que ha sido, antes de la caída de la libra, la segunda economía europea.

Aunque no es sólo el problema británico. En otros Estados de la Unión Europea se asiste a un auge de populismos de signos distintos, que abogan por diluir la vinculación europea, por volver a establecer las fronteras nacionales, no respetar los acuerdos presupuestarios o no asumir las cuotas de responsabilidad ante el drama de los refugiados; son otros tantos ámbitos de difícil solución sobre todo cuando los problemas se miden únicamente por los beneficios o pérdidas para el propio país -e incluso para el propio partido político- y en el muy corto plazo.

Y no creo que la mejor forma de hacer frente a todo ello, de buscar soluciones sea la vuelta al proteccionismo, el cierre de fronteras o la marcha atrás en la integración europea, sino justamente lo contrario: más Europa, con un mejor funcionamiento de las instituciones europeas. Hacen falta líderes que sepan presentar a la sociedad de forma exigente pero también ilusionante lo que supone ser europeo. Las soluciones proteccionistas y nacionalistas dieron en el pasado resultados muy tristes, no volvamos a probarlas.

Por otra parte, en la Unión Europea se producen también actuaciones al margen de las instituciones comunitarias, que inciden en los problemas. Por citar una de las últimas, la sentencia judicial que devuelve al Parlamento británico la última palabra sobre la desconexión entre Reino Unido y la Unión Europea. Quedan muchas dudas en el aire sobre el efecto que dicha sentencia pueda provocar sobre la decisión que ha adoptado la mayoría de los británicos, pero hay una certeza: la ruptura no podrá ser ya tal como quería la Primera Ministra; no habrá ‘Brexit duro’.

Pero sigue habiendo incertidumbre en otros ámbitos y, a pesar de las palabras de la señora May, que aseguraba el éxito para su país, a día de hoy no es razonable ese optimismo británico. Podría ser un toque de atención para que los políticos se planteen decir la verdad a los ciudadanos y no estimular sus sentimientos, con frecuencia los menos positivos y en no pocos casos, simplemente el odio al otro.

Sea cual sea el resultado de la negociación UE/RU, ambas partes van a perder, se va a reducir la influencia británica en la política de la Unión Europea -y en el mundo- y va a ser muy difícil que los británicos consigan eliminar la libertad de movimiento de personas en su territorio si quieren seguir formando parte del mercado único, es decir, si pretenden mantener las demás libertades: circulación de mercancías y de servicios de capital especialmente.

Recordemos que en las negociaciones para definir la nueva relación entre Reino Unido y la Unión Europea, ésta va a buscar que no se perjudique el bienestar de la población. De manera que no le va a resultar fácil a Londres conseguir que una ruptura ventajosa, teniendo en cuenta que los restantes países tienen derecho de veto.

Naturalmente, también la Unión Europea está notando ya las consecuencias de un referéndum que estuvo mal planteado y muy mal gestionado. El espacio que resulte después del Brexit presentará, desde luego, una dolorosa amputación económica.

Retomo lo que digo arriba: hacen falta líderes europeístas capaces de presentar un panorama europeo que ilusione a los ciudadanos, que no esconda los esfuerzos que haya que realizar para poner en juego los valores que definen Europa, pero que tampoco niegue los buenos resultados que han permitido una convivencia en paz. Y hace falta también que los ciudadanos aprendan a discernir entre lo que son propuestas populistas y una oferta valiosa, que no oculte los esfuerzos necesarios para lograr los buenos resultados. En definitiva see trata de apostar por más Europa, no de agazaparnos en nuestras pequeñas divisiones.

Elvira Martínez Chacón, Profesora Emérita de la Universidad de Navarra, área de Economía

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