De despropósito y llena de incoherencias, así se ha calificado la política del gobierno de Navarra con relación al abono de la parte que queda de la paga extra, retirado por Rajoy y su gobierno, allá por 2012 a los funcionarios. Máxime cuando a una parte de ellos, a los de justicia, se les va ha hacer efectivo dicho pago de la extra pendiente.
El gobierno de Navarra lleva un tiempo aduciendo que la crisis financiera parece atenazar a la Hacienda foral. Como cualquier mal gestor, que se ve incapaz de solucionar los problemas financieros de sus clientes, así parece caminar el gobierno de la señora Barcos.
Los malos gobiernos, ante su inexperiencia e incompetencia, hacen pagar, siempre, por sus errores, a quienes trabajan para ellos. Tal es el caso de los funcionarios.
En Navarra, destinar, por ejemplo, enormes cantidades de dinero, solamente a aquellas actividades en las que el vascuence esta presente, también hace peligrar a la economía navarra. Los sectarismos tienen que desaparecer. No basta solo con contentar a unos pocos, para enfadar al resto.
El Estado del bienestar tan anhelado por las fuerzas políticas, comienza por mantener el estatus de todos los trabajadores, privados o públicos. No se puede gobernar a costa del esfuerzo de unos solamente.
Funcionarios o no, a ningún trabajador se le puede quitar un dinero que es fruto de su trabajo y de la Ley establecida y menos el gobierno.