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Los internautas con más seguidores no son necesariamente los más influyentes

Los internautas con más seguidores no son necesariamente los más influyentes

Los usuarios con más seguidores y menciones en redes sociales como Twitter no son necesariamente los más influyentes, sino que según estudios tendrían más peso en la opinión pública los internautas con muchas publicaciones muy especializadas en un tema, ha dicho a Efe Emilio Serrano, de la UPM.

<p>Aplicación Twitter de móvil. EFE/Joerg Carstensen</p>
Aplicación Twitter de móvil. EFE/Joerg Carstensen

Este investigador, del Departamento de Inteligencia Artificial de la Universidad Politécnica de Madrid, junto con Carlos Ángel Iglesias del Departamento de Ingeniería de Sistemas Telemáticos (DIT), también de la UPM, es autor de un informe recién publicado en la revista “Expert Systems with Applications”, que busca ofrecer métodos para diseñar, entender y evaluar hipótesis de marketing viral antes de llevarlas a las redes sociales.

Los rumores buscan condicionar el comportamiento de los demás más allá de la información objetiva. Por ejemplo popularizar una marca, o desprestigiar la de la competencia; también la difamación de adversarios políticos es habitual en este contexto, ha añadido Serrano.

Un rumor totalmente falso sobre la quiebra de una compañía puede hacer de hecho que ésta quiebre, y en el sentido contrario, exagerar el valor de ciertos activos como acciones o inmuebles ayudaría a disparar burbujas especulativas.

Ha recordado que la línea de investigación más popular considera al rumor algo así como una enfermedad infecciosa de la que se desprenden distintos estados: susceptible de ser infectado, infectado, y recuperado, que en conjunto es lo que se conoce como modelo SIR.

Lo novedoso de su estudio es que compara el modelo de difusión de rumores con datos reales en Twitter, mientras la mayoría de trabajos anteriores se centran en los mensajes que devuelve Twitter ante una determinada búsqueda etiquetada o “hashtag” pero sin comprobar si efectivamente tratan de un rumor concreto.

Este trabajo es “más realista” porque parte de la consideración de que se reacciona diferente ante contenidos veraces dependiendo de cómo haya sido considerado previamente un rumor, añade el experto.

“Nuestro modelo tiene en cuenta que vamos a reaccionar ante la información veraz de manera muy distinta dependiendo de si hemos llegado a aceptar un rumor (es decir, estábamos infectados y ahora estamos curados), o si fuimos desconfiados o no estuvimos expuestos a él (es decir, éramos susceptibles y ahora estamos vacunados)”.

Los antirumores frente al rumor

El control del rumor pasa por esparcir “antirumores”; es decir, información veraz que llegue rápido a la mayor cantidad de usuarios de la red, particularmente antes de que éstos hayan difundido el rumor.

Obviamente, señala el experto, “seremos mucho más reticentes de esparcir la información que contradice un rumor si llegamos a creérnoslo“.
El tiempo que tarda en expandirse un rumor depende muy poco del tamaño de la red, porque lo que hace que la información fluya muy rápido es la existencia de usuarios muy bien conectados, explica.

No es necesario que el rumor empiece en estos nodos concentradores, pero al menos deben hacer de caja de resonancia para que se expanda.
Cuando estos usuarios tan bien conectados comienzan a esparcir la información, se puede alcanzar casi a la totalidad de la red en cuestión de minutos. EFE

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