Crónica de una muerte anunciada es el título de una excelente novela. En ella, el protagonista nos va llevando hacia el momento cumbre en el que muere.
El proceso de investidura que está soportando este país bien pudiera calificarse como el título de esa gran novela, en la que sus protagonistas, caminan hacia un, parece ser, único resultado, su muerte política o el comienzo de su agonía política.
Resulta patético ver a un candidato suplicar el que le dejen gobernar –hasta cerca de nueve veces ha avisado de que la próxima semana se podrían llevar a cabo sus propuestas si se le dejaba ser presidente-, con propuestas cuasi imposibles de aplicar y sin ninguna justificación demostrada. Resulta patético ver a sus oponentes, despreciándole, despreciándose entre sí, sin aportar ninguna solución y mostrando el odio y el profundo rencor que atesoran.
Las soluciones en este país no pasan por este panorama político. Los ciudadanos necesitan fuerza, necesitan ganas de hacer las cosas, necesitan personas que quieran hacer política, no vivir de ella. Lo visto hasta ahora, resume en lo que se ha convertido la política española. Un medio para conseguir “el sillón”, nada más. No importa lo que pase al ciudadano. En estas últimas horas, no se ha visto a nadie que apele a cómo solucionar sus problemas.
Solo se ha visto… bueno… ¿se ha visto algo que merezca la pena?