
La dimisión del señor Monedero de la cúpula de Podemos, refleja las crecientes tensiones que están aflorando en este partido y la desilusión de su electorado potencial.
Nacido del movimiento 15 M, sus utópicos planteamientos han chocado con la realidad del día a día, y al igual que su homólogo griego han tenido que adaptarse y, por tanto, acercarse a las formas de lo que ellos llamaban «la casta» y cometer sus mismos errores.
A esto habría que añadir, que la heterogeneidad de sus afiliados y la diversidad de sus planteamientos, le resta fuerza cada día que pasa. El efecto Podemos, por tanto, empieza a diluirse.
La desaparición del Monedero, pudiera ser un intento de limpiar imagen e impulsar el movimiento. El tiempo lo dirá.