
Sara Mesa (Madrid, 1976) ha trazado en su tercera novela, «Cicatriz» (Anagrama), una peripecia psicológica sobre la incomunicación y la inadaptación social de los jóvenes que «se encuentran desubicados en su realidad y buscan la manera de vivir otras vidas posibles».
Una novela psicológica que, según ha dicho la autora, que ha sido finalista del Herralde de novela y Premio Nacional de Poesía Miguel Hernández, es «árida e incómoda» aunque «muchos lectores se sienten identificados con los personajes; a pesar de su extrañeza y de las supuestas anomalías que aparecen en ellos, no nos son tan lejanos».
Mesa ha elegido como protagonistas a un chico y un chica «muy jóvenes» y «muy distintos pero a la vez complementarios», que se conocen a través de internet y que «establecen una particular relación de dependencia; aunque el fenómeno de la red está presente en la novela, es secundario».
En «Cicatriz» están algunos de los temas de las obras anteriores de Sara Mesa, «aunque desde otro ángulo, el de las relaciones descompensadas, el juego oscilante del poder, los trastornos mentales que provienen de la incomunicación y la soledad, el refugio de la infancia, la sensación de culpa o la necesidad de huir».
«No he querido escribir una historia sobre ciberacoso, ni sobre el fetichismo erótico -temas que aparecen y que periodísticamente pueden resultar atrayentes, pero que no son centrales-, sino sobre algo bastante más profundo, con personajes que son víctimas de sus circunstancias y que, a la vez, se convierten en verdugos incluso de sí mismos», ha asegurado la autora.
Pese al reconocimiento cosechado con sus tres novelas, sus dos libros de relatos y sus poemarios, Mesa ha asegurado que se encuentra en «un continuo aprendizaje» porque «esto de escribir es un riesgo, es indagar en uno mismo y en su realidad, por eso nunca se acaba de estar satisfecho».