Nuestra más sincera alegría y satisfacción por la recuperación de Teresa Romero. Quien ya ha sido dada de alta, después de ser víctima del «contagio» de ébola. Una gran noticia y un deseo de «sano» futuro para esta auxiliar de clínica.
Ha habido luces y sombras. Teresa, cuando se sabia infectada por «contagio» (o preveía fuera posible) hizo vida normal: acudió a «depilarse», acudió a los exámenes de la oposición», se relacionó con la gente… En fin, lo que llamamos vida normal. Consideró que fue un error de la propia auxiliar de clínica con el paciente de ébola muerto y al que tuvo que atender. No avisó a su médico de atención primaria de se «atención» este paciente.
Ahora, sin embargo, dada de alta, parece ser que «no recuerda» haber informado de todo esto y pone todo en manos de su «abogado» la denuncia a la gestión-político-sanitaria.
Amparada o no, Teresa, por alguna organización sindical o política, está en su «derecho de formalizar actuaciones jurídicas contra quien estime oportuno. Pero cuesta entender que realice estas actuaciones jurídicas antes de unas elecciones en 2015 acusando de mal gestión cuando, según indicaban todas las informaciones, parece ser, que ella obró con negligencia en la salud pública.
Hemos rechazado y criticado la gestión de la ministra de sanidad, Ana Mato, (que sigue sin dimitir). Pero la «errática» gestión y el «hecho» acontecido raya el límite de la similitud.
Si de actuaciones jurídicas se trata, también están en su «derecho» de querella o denuncia la depiladora, los opositores,viandantes o vecinos de Teresa, según los intereses y fines, claro.
Sea como fuere, con el acontecer de los hechos, hoy todo apunta a que pueda haber un interés económico-político detrás.
Sólo falta que el amparo lo tenga, en un futuro próximo, de Podemos o Ganemos.
Directora NI