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OPINIÓN: El triple engaño del PP en el tema del aborto

OPINIÓN: El triple engaño del PP en el tema del aborto
Luis del Pino: Director de Sin Complejos en esRadio, autor de Los enigmas del 11-M y 11-M Golpe de régimen, entre otros. Analista de Libertad Digital
Luis del Pino: Director de Sin Complejos en esRadio, autor de Los enigmas del 11-M y 11-M Golpe de régimen, entre otros. Analista de Libertad Digital

Como ya saben Vds, ayer el periódico El Mundo desvelaba que Rajoy habría decidido aparcar definitivamente la Ley del Aborto prometida en su programa electoral y en diversas declaraciones posteriores. Si se trata de un simple globo sonda o no, lo sabremos en las próximas semanas.

En realidad, a estas alturas de la legislatura, empieza a dar lo mismo que el PP inicie la tramitación de la ley, porque cada vez es más difícil, por cuestión de plazos, que esa ley llegara a aprobarse dentro de esta legislatura. Y más si tenemos en cuenta que cada vez toma más cuerpo la posibilidad de adelanto de las elecciones generales. Recuerden Vds que una ley que esté aun tramitándose en el momento de convocar nuevas elecciones, queda automáticamente desechada (lo que en términos parlamentarios se denomina «decaer» una ley).

De un modo o de otro (es decir, tanto si Rajoy renuncia a tramitar la ley, como si continúa dilatando su tramitación), parece que se consuma un nuevo engaño del PP a sus votantes. Esta vez, los engañados serían todos aquellos que creyeron en la promesa electoral de que el PP derogaría la barra libre de aborto aprobada por Zapatero.

Pero esta vez hay que reconocer que el Partido Popular ha llevado el engaño hasta extremos artísticos, porque se trata de un engaño triple.

En primer lugar, por el incumplimiento directo de las promesas electorales. La modificación de la ley del aborto se sumaría, así, a los incumplimientos en materia de impuestos o en materia de ilegalización de los brazos políticos de ETA, por citar solo dos ejemplos. Vamos para tres años de legislatura con mayoría absoluta y Rajoy no ha derogado ni una sola de las leyes que Zapatero aprobó, ni ha variado ni una sola de las líneas políticas que Zapatero puso en marcha.

En segundo lugar, el PP no solo se habría permitido incumplir su promesa electoral, sino que además habría estado jugando al gato y al ratón con sus electores durante toda la legislatura, amagando con presentar una nueva ley del aborto, cuando en realidad no tenía intención de presentar ninguna. Eso hizo, por ejemplo, pocos meses antes de las elecciones europeas. ¿Recuerdan Vds a la vicepresidenta, en diciembre del año pasado, anunciando que se iniciaba el estudio del anteproyecto de ley? El PP presentó aquello como si fuera cuestión de pocas semanas que la ley iniciara su trámite parlamentario. Pero meses después, una vez pasadas las elecciones europeas, comenzaron los signos de que todo era una engañifa, hasta culminar en el globo sonda de ayer.

Pero el engaño más grave no es ninguno de esos dos. En realidad, el PP ha hecho algo mucho peor que no tramitar la nueva ley o que usar electoralmente los anuncios de la misma. Para entender qué es lo verdaderamente grave, retrocedamos en el tiempo:

Cuando el gobierno socialista de Felipe González aprobó su ley del aborto, el Tribunal Constitucional se pronunció sobre la misma, estableciendo claramente que la vida del no nacido cuenta con protección constitucional y que solo en una serie de supuestos muy concretos (los que aquella ley marcaba) se podía aceptar el aborto, debido a la existencia de un conflicto entre el derecho a la vida del niño y otros derechos de la madre. En aquella sentencia de 1985 quedaba claro que, de acuerdo con nuestra Constitución, el aborto nunca puede ser un «derecho» de la mujer, sino en todo caso un mal menor para determinados supuestos teóricamente excepcionales.

Cuando Zapatero aprobó su ley de barra libre del aborto en 2010, estaba meridianamente claro que se trataba de una ley plenamente inconstitucional, porque chocaba frontalmente con la doctrina que el Alto Tribunal había fijado en 1985. El Partido Popular, entonces en la oposición, presentó por ello un recurso de inconstitucionalidad contra aquel despropósito jurídico y humano que Zapatero había parido.

Al llegar el PP al poder a finales de 2011, el Tribunal Constitucional aún no se había pronunciado sobre aquel recurso. De haberlo hecho, la ley de Zapatero tendría que haber sido derogada o modificada en profundidad, y habríamos vuelto a la situación anterior a 2010. Es decir, fíjense ustedes en que, en realidad, el PP ni siquiera necesitaba modificar la ley de aborto libre de Zapatero, sino que le bastaba con exigir al Tribunal Constitucional que se pronunciase.

Pero en lugar de eso, ¿qué fue lo que pasó? Pues que los anuncios del gobierno de Rajoy de que iba a elaborar una nueva ley del aborto, fueron usados como excusa por el Tribunal Constitucional para no pronunciarse sobre la constitucionalidad de la ley del aborto de Zapatero. Es decir, al anunciar una nueva ley, el PP consiguió que la ley de aborto libre de Zapatero continuara vigente, pese a ser manifiestamente inconstitucional.

¿Se me acusará de mal pensado si sospecho que eso era exactamente lo que se pretendía? Lo preguntaré claramente, para que se me entienda: ¿pactaron PP y PSOE que el PP amagara con presentar una nueva ley, precisamente para proporcionar así una excusa al Tribunal Constitucional y que éste no tumbara la ley de aborto libre de Zapatero?

Si los movimientos pro-vida me permiten la sugerencia, la presión no debería ya dirigirse a que el PP apruebe una nueva ley: ni el PP tiene la menor intención de hacerlo, ni hay manera de evitar (si se viera muy presionado e iniciara los trámites) que juegue con los plazos, para que el proyecto de ley termine decayendo por fin de la legislatura. Esa batalla está ya perdida y ese incumplimiento electoral está ya descontado. Lo más que puede hacerse al respecto es procurar que el PP pague en las urnas este nuevo y clamoroso engaño.

Donde habría que dar la batalla es ante el Tribunal Constitucional. Puesto que el PP no va a presentar una nueva ley, es el momento de echar atrás el reloj y exigir al Gobierno y al Tribunal Constitucional que se emita sentencia, de una maldita vez, sobre la constitucionalidad de la ley de aborto libre de Zapatero.

A ver si el Alto Tribunal tiene las santas narices de contradecir su propia doctrina de 1985.

Luis del Pino: Director de Sin Complejos en esRadio, autor de Los enigmas del 11-M y 11-M Golpe de régimen, entre otros. Analista de Libertad Digital

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