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León XIV a los católicos orientales: Seguid brillando por la fe, la esperanza y la caridad, y por nada más

León XIV a los católicos orientales: Sois preciosos. Seguid brillando por la fe, la esperanza y la caridad, y por nada más

«Sois preciosos». «La Iglesia os necesita». «Sigan brillando por la fe, la esperanza y la caridad, y por nada más». Con estas palabras, el Papa León XIV ha recibido en audiencia en el Aula Pablo VI a una multitud de bautizados y bautizadas de las Iglesias orientales católicas que han venido a Roma acompañados por sus Patriarcas y Obispos para celebrar su Jubileo de la Esperanza.

En su discurso, intenso y cargado de significado para toda la Iglesia universal, el Pontífice ha destacado la valiosa «contribución que el Oriente cristiano puede darnos hoy». Sus palabras han recordado el sufrimiento padecido por los cristianos de Oriente en tantos escenarios de guerra y su voz ha resonado como un firme y apasionado llamamiento a la paz: «Para que esta paz se difunda, yo emplearé todos mis esfuerzos», ha afirmado, reiterando la plena disponibilidad de la Santa Sede para actuar como mediadora: «La Santa Sede está a disposición para que los enemigos se encuentren y se miren a los ojos, para que a los pueblos se les devuelva la esperanza y se les restituya la dignidad que merecen, la dignidad de la paz».

La herencia de León XIII

«Cristo ha resucitado. ¡Ha resucitado verdaderamente!». Con este saludo pascual, el Papa León XIV se ha dirigido a la multitud que lo ha recibido festivamente en el Aula Nervi este miércoles 14 de mayo. Inmediatamente ha recordado que esas mismas palabras, «en muchas regiones, el Oriente cristiano no se cansa de repetir en este tiempo pascual, profesando el núcleo central de la fe y de la esperanza», y ha subrayado precisamente «la esperanza, de la que la resurrección de Jesús es el fundamento indestructible».

A continuación, el Pontífice -nacido en Chicago- ha pronunciado un discurso impregnado de gratitud por el tesoro de fe que representan las Iglesias de Oriente, una riqueza que bebe de la fuente misma de la fe de los Apóstoles.

El Papa Prevost ha citado a su predecesor Francisco para recordar que las Iglesias orientales, con su rica herencia espiritual, «tienen tanto que decirnos sobre la vida cristiana, la sinodalidad y la liturgia». Ha evocado también las palabras de san Juan Pablo II, quien afirmaba que las Iglesias de Oriente desempeñan «un papel único y privilegiado, por ser el marco originario de la Iglesia primitiva», y ha señalado que algunas de sus liturgias conservan aún el lenguaje del mismo Señor Jesús.

A lo largo de su intervención, el Pontífice ha salpicado su discurso con citas de los Padres orientales, desde san Efrén el Sirio hasta san Isaac de Nínive. No ha faltado una referencia a León XIII, el Papa que le inspiró al elegir su nombre como Sucesor de Pedro.

El Papa Pecci -ha recordado León XIV- «fue el primero en dedicar un documento específico a la dignidad de sus Iglesias, dada ante todo por el hecho de que “la obra de la redención humana comenzó en Oriente”», y sobre todo «hizo un sentido llamamiento para que “la legítima variedad de la liturgia y la disciplina oriental […] redunde en […] gran decoro y utilidad de la Iglesia”». Aquella preocupación de entonces -ha reconocido hoy el Papa León XIV- «es muy actual, porque en nuestros días muchos hermanos y hermanas orientales, entre los que se encuentran varios de ustedes, obligados a huir de sus territorios de origen a causa de la guerra y las persecuciones, de la inestabilidad y de la pobreza, corren el riesgo, al llegar a Occidente, de perder, además de su patria, también su identidad religiosa. Así, con el paso de las generaciones, se pierde el patrimonio inestimable de las Iglesias orientales».

León XIII, en su tiempo, tomó medidas concretas para salvaguardar los ritos de las Iglesias orientales católicas, prohibiendo a los misioneros de la Iglesia latina «atraer a cualquier oriental al rito latino». Con la misma concreción, el Papa León XIV ha subrayado hoy que, «además de erigir, donde sea posible y oportuno, circunscripciones orientales, es necesario sensibilizar a los latinos», Y ha pedido expresamente «al Dicasterio para las Iglesias Orientales, al que agradezco su trabajo, que me ayude a definir principios, normas, y directrices a través de los cuales los pastores latinos puedan apoyar concretamente a los católicos orientales de la diáspora, y a preservar sus tradiciones vivas y a enriquecer con su especificidad el contexto en el que viven».

Familiaridad con el Misterio

La ayuda que puede venir de Oriente a los cristianos de todo el mundo toca las dinámicas más íntimas de su fe bautismal. «¡Cuánta necesidad tenemos -ha reconocido el Papa León- de recuperar el sentido del misterio, tan vivo en sus liturgias, que involucran a la persona humana en su totalidad, cantan la belleza de la salvación y suscitan asombro por la grandeza divina que abraza la pequeñez humana!». Y ha añadido: ¡Y cuán importante es redescubrir, también en el Occidente cristiano, el sentido del primado de Dios, el valor de la mistagogia, de la intercesión incesante, de la penitencia, del ayuno, del llanto por los propios pecados y de toda la humanidad (penthos), tan típicos de las espiritualidades orientales!». Por ello -ha advertido el Pontífice- «es fundamental custodiar sus tradiciones sin diluirlas, tal vez por practicidad y comodidad, para que no se corrompan por un espíritu consumista y utilitarista».

«Sus espiritualidades -ha recordado el Papa León, en uno de los pasajes más intensos de su reflexión- son medicinales. En ellas, el sentido dramático de la miseria humana se funde con el asombro por la misericordia divina, de modo que nuestras bajezas no provocan desesperación, sino que invitan a acoger la gracia de ser criaturas sanadas, divinizadas y elevadas a las alturas celestiales».

La paz de Cristo y los “relatos” maniqueos

Los cristianos de Oriente -ha reconocido el Papa León- se encuentran a menudo cantando «palabras de esperanza en el abismo de la violencia» y en medio de los horrores de la guerra. «Desde Tierra Santa hasta Ucrania, desde el Líbano hasta Siria, desde Oriente Medio hasta Tigray y el Cáucaso, ¡cuánta violencia! Y sobre todo este horror, sobre la masacre de tantas vidas jóvenes, que deberían provocar indignación, porque, en nombre de la conquista militar, son personas las que mueren, se alza un llamamiento: no tanto el del Papa, sino el de Cristo, que repite: “¡La paz esté con ustedes!”»

Mirando a los acontecimientos cristianos en Oriente, el Sucesor de Pedro ha repetido palabras cargadas de sugerencias, dirigidas a las raíces malignas de todos los conflictos que desgarran el mundo. «La paz de Cristo -ha dicho el Obispo de Roma- no es el silencio sepulcral después del conflicto, no es el resultado de la opresión, sino un don que mira a las personas y reactiva su vida». Tras reiterar su compromiso y el de la Santa Sede para custodiar y hacer florecer toda posible semilla de paz, el Papa León XIV se ha dirigido a los «a los responsables de los pueblos: ¡encontrémonos -ha dicho-, dialoguemos, negociemos! La guerra nunca es inevitable, las armas pueden y deben callar, porque no resuelven los problemas, sino que los aumentan; porque pasarán a la historia quienes siembran la paz, no quienes cosechan víctimas; porque los demás no son ante todo enemigos, sino seres humanos: no son malos a quienes odiar, sino personas con quienes hablar».

«Rechacemos las visiones maniqueas típicas de los relatos violentos, que dividen el mundo entre buenos y malos», ha añadido el Pontífice, agregando que « La Iglesia no se cansará de repetirlo: que callen las armas. Y quiero dar gracias a Dios por todos aquellos que, en el silencio, en la oración, en la entrega, tejen tramas de paz; y a los cristianos -orientales y latinos- que, especialmente en Oriente Medio, perseveran y resisten en sus tierras, más fuertes que la tentación de abandonarlas». «A los cristianos -ha continuado el Obispo de Roma- hay que darles la posibilidad, no solo con palabras, de permanecer en sus tierras con todos los derechos necesarios para una existencia segura. ¡Les ruego que se comprometan por esto!». AGENZIA FIDES

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