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El Rey reina, pero no gobierna… lo malo es que el gobierno tampoco lo hace, pero manda.

 

No sé qué pensarían los llamados “padres de la Constitución” –algunos aún entre nosotros–, si releyeran los seis párrafos del Preámbulo de la Carta Magna, siguientes al primero, cuya aprobación reconocía el octavo, tras una ratificación, bastante menor de la que se cree, por el socorrido pueblo español al que tanto se alude cuando interesa. El primero de esos puntos que citaba recogía la “voluntad” de la Nación española, representada –entonces sí, sin duda– por las Cortes, que quedaba expresada así:

  • “Garantizar la convivencia democrática dentro de la Constitución y de las leyes conforme a un orden económico y social justo.
  • “Consolidar un Estado de Derecho que asegure el imperio de la ley como expresión de la voluntad popular”.
  • Proteger a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones”.
  • Promover el progreso de la cultura y de la economía para asegurar a todos una digna calidad de vida”.
  • “Establecer una sociedad democrática avanzada”.
  • “Colaborar en el fortalecimiento de unas relaciones pacíficas y de eficaz cooperación entre todos los pueblos de la Tierra”.

No me negará el lector que cualquier parecido de esas ‘voluntades de la Nación española’, especialmente de lo resaltado en negrilla y subrayado redundantemente, con la situación de la España de los últimos seis años –podríamos retroceder algunos más–, especialmente del último, se parecen como un huevo a una castaña.

Dicho lo anterior, el artículo 1 del Título Preliminar de la citada Constitución, recoge en su punto 3 que “La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaría”. Y a este sistema de Estado le es de aplicación la conocida frase de ‘El rey reina, pero no gobierna’. Una expresión que parece que, en su forma de ‘Rex regnat et non gubernat’, fue pronunciada por primera vez por el canciller polaco Jan Zamoyski a final del siglo XVI, cuando se enfrentó a Segismundo III desde el SEJM (parlamento de la Mancomunidad de Polonia-Lituania), reprochándole su protagonismo político e invitándole a limitarse a asumir el papel de rey sin inmiscuirse en asuntos de Estado. Aunque esta frase se hizo realmente popular por el que fuera varias veces primer ministro y primer presidente de la Tercera República Francesa, Adolphe Thiers, como “Le roi n’administre pas, ne gouverne pas, il règne” en oposición al rey Carlos X de Francia, poco antes de estallar la Revolución de julio de 1830, que forzó la marcha del monarca.

En el Título II de la Constitución, bajo el epígrafe general “De la Corona”, se hace palmaria la frase en cuestión y quedan reflejadas las funciones del Rey. Concretamente, el Artículo 56.1 dice que “El Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia, arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones, asume la más alta representación del Estado español…”. Y tampoco creo que los citados padres constitucionales estén del todo de acuerdo con que la figura del Rey se ajuste del todo a lo subrayado de ese artículo, pero no voy a extenderme más en este asunto.

Frente a la figura del Rey, símbolo y árbitro más o menos cuestionado, especialmente por los enemigos del Estado, y sobre el que una encuesta de GAD3 publicada este domingo en ABC dice que “el 54% –no parece demasiado, creo– de los españoles creen que el Rey ha fortalecido la Monarquía”,  nos encontramos con un personaje que preside un gobierno que no gobierna, sino que sobrevive cediendo a las “sanguijuelas” que constituyen sus socios y apoyos, que lo mantienen en la poltrona a base de sangrar al Estado y a sus instituciones, Monarquía incluida. La prueba es que después de formar el nuevo gobierno, tras haber perdido las últimas elecciones generales, se aprovechó de ese parlamentarismo viciado para conformar una suma en el Congreso, heterogénea, pero con el interés común de romper España, que nunca podría obtener lo que están consiguiendo, con otro al frente del contubernio de la Moncloa. Pese a esa conjunción de intereses, los frentes abiertos en torno a un presimiente psicópata y narcisista, fruto de sus continuas contradicciones y triles, le han hecho perder en este último año más de treinta votaciones y sólo sacó la aberrante ley de amnistía y la de paridad con errores aún sin corregir. La primera, redactada por los que quieren beneficiarse de ella, condenados, indultados y prófugos, autores del intento de golpe de Estado de octubre de 2017 y la segunda presentada por una ministra que casi hace buenas a sus predecesoras, Irene Montero y Bibiana Aído, una, premiada con un escaño europeo, y otra, con un puesto en la ONU.

Mientras tanto, durante esta semana hemos visto cómo siguen abiertos varios frentes que no creo que dejen dormir a Pedro I el Mentiroso Cambiante mucho mejor de lo que “no podría” hacer con PabLenin Iglesias en su gobierno, que luego puso. Cada día más complicado se presenta el frente familiar, con su querida Begoña y su hermano David investigados por corrupción y otras cosillas. La primera, pendiente de lo que deduzca el juez Peinado tras la declaración como testigos de cuatro directivos de empresas que financiaron su cátedra y el registro por parte de la UCO del domicilio y oficinas de Juan Carlos Barrabés, su benefactor y recomendado, en ese “do ut des” que ya veremos por donde sale, pero que a este último parece que le ha llevado a maldecir el día que conoció a la “presidenta” de Pachi López, “Nadie”, de segundo. En cuanto al hermano, parece que se prodigó poco con la batuta y que desarrolló una actividad inmobiliaria y financiera poco acorde con sus ingresos musicales, aparte de haberle aparecido una hija con una oriental a la que pretendía ayudar nuestro ministro de Exteriores, el fiel Albares, recomendándola para un puesto en la ONU, en España, relacionado con la inmigración desde Mauritania.

Por otro lado, parece que se le complican un poco más los escándalos que afectan a sus gobiernos y al partido. En primer lugar, con la comparecencia de su mampoministro Óscar Puente en la que informó de que había ordenado una auditoría en su ministerio, el que antes dirigía José Luis Ábalos, cada día más próximo a verse implicado en el caso Koldo y la irregular compra de mascarillas, en el que lo que más choca es que fuera el ministerio de Trasportes el encargado de esa importación masiva, en lugar del de Sanidad. El actual ministro compareció en el Senado para decir, entre otras cosas que “…he trasladado al subsecretario del Ministerio la decisión de que no continúe en su puesto. Así como… al presidente de ADIF, que proceda también al cese del director general de personal de esa entidad. De los hechos y conclusiones que se extraen de la auditoría realizada, se produce la pérdida de confianza que desemboca en la decisión que les acabo de comunicar». Una auditoría que ha llegado a la mesa del juez de la Audiencia Nacional, Ismael Moreno, algo que parece que ha escocido especialmente a su antecesor en el cargo, que ha dado un aviso a navegantes: “Bueno yo creo que cuando a mí se me dio ese ultimátum de, en un día, dejar el grupo parlamentario, sin más explicaciones ni consideraciones, pues ya, a partir de ahí está claro, ¿no?”, para añadir a continuación que “Estoy en la obligación de defenderme, no me queda otra”  y apostillar con esto: “Ni siquiera lo hice yo con el PP. Esto me provoca incomprensión. Lo que tenga que venir, vendrá”. Me parece que lo de Ábalos también debe ser un “cambio de opinión progresista”, al más puro estilo PinócHEZ. Recordemos, cuando saltó la trama Koldo, cual fue la primera respuesta de Ábalos: “¿Conocimiento de la trama? Es que, para empezar, yo no tengo claro que haya habido ninguna trama”, que la evidencia le obligó a matizar: “Ahora veo esto, pues que lo resuelva la Justicia”. Lo cierto es que el que fuera la voz del PSOE en la moción de censura que colocó a Sánchez en el lugar de Mariano Rajoy, con un discurso basado fundamentalmente en la “limpieza de la corrupción del PP”, amenaza ahora con “votar en conciencia”, en una clara alusión al seguidismo sanchista que impera en el hemicirco socialcomunista –no sólo ahí, me temo–: “Mi sueldo por encima de mi conciencia”. Quedó muy lejos aquella declaración de intenciones que el ahora en el ojo del huracán de la corrupción “enmascarada”, hizo en su día: “Yo espero, cuando deje de ser ministro, cuando deje de ser secretario de Organización, hablar siempre bien de mi partido y cuando no sea capaz, pues no decir nada”. Ya veremos si termina siendo investigado también y el papel de la fiscalía, que ya derrotó hacia su lado, faltaría más.

Un tercer frente abierto es la reacción que se ha producido en el PSOE, con la aparente rebelión de algunos barones –la última, la ‘sultana’ andaluza, Susana Díaz– después de la penúltima cesión al separatismo catalán para colocar a su “experto” Salvador Illa en la silla de “molt miserable” que vienen siendo los presidentes catalanes. Creo que, desde la interinidad de Josep Tarradellas, a su vuelta, no se salva ninguno. El martes, el desgobierno sí se salvaba por la campana gracias a que la votación se hacía por la comisión permanente del Congreso y no por la totalidad del hemicirco, las vacaciones de sus señorías son sagradas –el trabajo, no tanto–. Un triple empate –y, como en algunos juegos de cartas, «con igualdad, gana la ‘banca’»– impidió que algunos miembros del ¿ejecutivo? tuvieran que dar cuentas sobre el “pifostio” –perdón por el palabro– que ha organizado esta banda con el “cupo catalán” y su singularidad, como vende Producciones Moncloa (PM) y replican sus corifeos políticos y mediáticos. Entre los primeros, no podía faltar esa “lumbrera” antes citada, Pachi López “Nadie”, que decía que “Se trata de una financiación singular, tal y como viene en el acuerdo”. Calificativo que repetía la portavoz Pilar Alegría “de la huerta”, en su mitin semanal tras la rueda de prensa posterior a cada contubernio de ministros, ministras y ministres: “La literalidad es clara. Se trata de una financiación singular. Una financiación singular para Cataluña. Se habla también de profundizar el autogobierno de un territorio como es Cataluña, y lo que me parece también más importante, de la ‘solidaridad’ interterritorial. El gobierno de España está donde siempre hemos estado” –en esto no mentía, está donde siempre ha estado, en la traición y la venta de España, ahora por siete votos, pero siempre desde que llegó este sátrapa psicótico–. Cómo será de caótica la situación que Joaquín Almunia, personaje nada dudoso de pertenecer a la Fachosfera, ha venido a coincidir con lo que muchos venimos sosteniendo desde el principio, que ni Sánchez ni María Jesús “Chiqui” Montero saben lo que han firmado o cómo aplicarlo: “Yo todavía no tengo una opinión formada. A ver cómo evoluciona la negociación y a ver en qué se traduce eso que, todavía, no lo saben ni los que lo negociaron. Rotundo don Joaquín, por una vez, parece que en la línea de lo que dijo también al respecto el comisario europeo José Borrell: “Pido al gobierno que no confunda a los españoles con las palabras. Lo que han firmado es un cupo y un cupo es un cupo”. Parece claro ¿no? Pues no lo quieren reconocer así los de la Sanchosfera. Y así lo expresaba la arrabalera Marisú, en su papel de número dos, más propio de un personaje de Los Morancos que de una vicepresidente y vicesecretaria general del PSOE, en su mitin sevillano del sábado: “Un acuerdo, que os digo ya, aquí nadie se ha leído. Un acuerdo del que todos han ‘opinao’ y yo me pregunto ¿y quién se lo ha leído?, porque yo escucho cosas que no están en ese acuerdo. Escucho interpretaciones interesadas por parte de los de siempre, que lo único que quieren es confrontar por confrontar, para derribar”, en referencia a esos barones díscolos a los que aludía al principio, Emiliano García Page, Javier Lambán, el citado José Borrell y la recién incorporada y también citada, mi paisana Susana la tertuliana. Pero la “libranza” de comparecencia en el Congreso que le otorgaron parte de las citadas sanguijuelas y socios no le va a valer en el Senado, donde la mayoría absoluta del Partido Popular la va a llevar en los próximos días y a ver qué nos dice. Por cierto, que nada de esto del cupo ni la financiación singular, aparecían en el programa electoral del PSOE, que proponía una España federal, pero que con esto puede derivar a una confederación, algo muy diferente.

Termino con la gira show que se montó Falconeti para rematar sus vacaciones palaciegas en La Mareta lanzaroteña, próxima al continente africano, por donde se ha ido para seguir con sus dotes de trilero mayor del reino. Su paseo por Mauritania, Gambia y Senegal, se ha vendido como un intento de tratar de resolver el problema de la inmigración en origen –inmigración, no migración, como quiere imponer el wokismo reinante–. Y volvimos a ver decir una cosa y su contraria, una característica bastante frecuente en nuestro atrabiliario personaje. Decía en Mauritania que se iba a crear un “visado de tránsito”, que no explicó en qué consistiría, supuestamente para evitar la petición de asilo en aeropuertos, y que “Lo que vamos a hacer es suscribir un memorándum de entendimiento para desarrollar el modelo de (in)migración regular y, por tanto, circular. Una fórmula que España ya ha desarrollado de manera, yo diría que, exitosa, en diferentes países, y que constituye una buena herramienta para gestionar de manera ordenada y legal el flujo de (e)migrantes”. No entiendo muy bien lo de que “regular” sea “por tanto, circular”, ni qué aporta a España traer a 250.000 mauritanos al año, como dijo, formarlos, y “devolverlos” a su país. Pero de nuevo, dicho eso en Mauritania, en su despedida en Senegal (no sé lo que diría en Gambia) se descolgaba con lo contrario: “Es imprescindible también el retorno de quienes han llegado a España irregularmente. Porque este retorno traslada el mensaje desincentivador, nítido y claro y (sic) contundente, a las mafias y a quienes se ponen en sus manos”. Me pregunto qué tendrá que ver su no política migratoria con esa reunión que se supo que mantuvo a los pocos días de aterrizar en la Moncloa, junio de 2018, con el magnate globalista George Soros, fundador de la Open Society , relacionada a su vez con la ONG Open Arms, cuyos barcos se dice que transportan masas de emigrantes entre cayuco y cayuco, con los que salen de su país de origen y llegan al nuestro. Por cierto, una reunión de la que nunca se dio explicación alguna y a la que parece que también asistió el antes citado y poliédrico José Borrel. Entretanto, parece que ha disminuido un poco la avalancha de jóvenes entrando a nado en Ceuta que se disparó días atrás cuando el viajero andaba de ruta, se dice que como pataleta del sultán Mohamed VI, que parece que “abrió el grifo” tras la gira turística de la también singular ministra de Defensa, Margarita Robles “Junco” por los peñones españoles de Vélez, Alhucemas y Chafarinas frente a las costas marroquíes hace un par de semanas. Cuando te tienen cogido por… los móviles, pasa esto, “si das a otro, yo, más”.

Antonio De la Torre,  licenciado en Geología, técnico y directivo de empresa. Analista de opinión.

 

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