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El coleccionista de motes y un nuevo aniversario

 

Se deshojó la margarita y el lunes supimos que, de momento, el Partido Popular no ha incluido en la lista de comparecencias en el Senado al presimiente ni a su pareja. Lo han explicado como que “hasta que no comparezcan todos los citados y cuenten lo que quieran contar…” –me temo que pecan de optimistas si esperan que van a confesar algo mollar los presuntos imputados citados–. Creo que ha sido un nuevo error en aras a esa corrección política que caracteriza a nuestra supuesta derecha, porque, en mi opinión, su inclusión, aunque fuera al final y a expensas de una mayor perspectiva –nunca entenderé quién maneja el catalejo en ese partido–, hubiera acentuado el más que evidente nerviosismo del que ya hacen gala el “Fugitivo” del Falcon y sus corifeos. Prefiero pensar que sea esa la excusa para no citarlos a que subyaga un “pacto de no agresión”: “Yo no llamo a la pareja monclovita y tú no llamas a tu paripé de comisión a nuestro presidente y señora ni a la pareja de Isabel Díaz Ayuso. Alberto Núñez Feijoo trataba de explicarlo en esta interesante entrevista, que recomiendo, en la que vuelve sobre la yincana electoral del próximo mes y medio en las que, salvo en las europeas, ya veremos como sale el PP y sobre la ya manida ley de amnistía, cada día con más recodos en el camino. Cómo estará de sinuoso ese camino que esta semana se han ido a Suiza cinco imputados en el caso del Tsunami Democratic, que no deben ver muy claro el horizonte y que esa ley salga adelante y los ampare.

En paralelo, tenemos el trampantojo de comisión del Congreso, con más visos de paripé, en cuya  lista de citados del “Mago de Coz” –paráfrasis, no error– no aparece el perejil de todas las saldas del caso Koldo, su colaborador necesario José Luis Ábalos. Sí están un sinfín de cargos del PP y la presidente de poco más de medio Congreso, Paquita Armengol, a la sazón presidente balear y el hoy ministro de Política Territorial y desmemoria antidemocrática, Ángel Víctor Torres, entonces su homólogo canario. Parece que, entre archipiélagos, anda buena parte del juego sucio. Tal vez, porque la separación acuática de la Península hiciera pensar al presunto corrompedor que “naufragaría” la chapuza. O puede que se diera la “casual” circunstancia de que ambas autonomías estaban regidas por dos socialistas de confianza. Por cierto que a uno de los ministerios implicados en la trama de las mascarillas –seis, por el momento–, no dejan de abrírsele frentes.

No ha faltado al respecto la “profunda” intervención del “sin lustre” Pachi “Nadie” López, haciendo gala de su siempre “objetiva” sensibilidad respecto al PP: “Tratando a la mujer del presidente del gobierno con una falta de respeto, una falta de educación, con una falta de decoro, con un machismo frívolo lamentable”. La tradicional doble vara de medir que suele exhibir la izquierda en sus réplicas.

Volviendo al Senado, no deja de ser curioso que no asistiera a la Comisión General de Comunidades Autónomas ningún presidente autonómico socialista, ni siquiera Emiliano García-Page, que podría haber manifestado allí esa opinión respecto a la ley de amnistía que dice ante la prensa. Pero ya se sabe que este castellanomanchego se caracteriza por amagar y no dar nunca a su patrón Pedro I el Mentiroso, a la hora de la verdad. Sí estuvo esta vez el “catalán” Pedro Aragonés García –ocho apellidos “catalanes”– que dejó su mensaje al socio de Moncloa: «Recuerdo especialmente cuando el presidente Pedro Sánchez manifestó que “el independentismo pedía una amnistía y pedía un referéndum, pero no han tenido amnistía y no ha habido un referéndum de autodeterminación ni lo habrá”. Todos sabemos que si estamos aquí es porque la amnistía, de un día para otro dejó de ser inconstitucional y dejó de ser imposible, como pasará con el referéndum», al que por cierto califica de “inevitable”. Puede que estemos ante un nuevo caso de “cambio de opinión” a los que tan acostumbrados nos tiene el Transparente Falconeti, que no informa sobre los treinta y nueve viajes del Falcon.

En las líneas anteriores, he ido señalando en negrita algunos de los apelativos que Pedro Antonio el Cambiante –otro más– ha ido acumulando desde aquel primero de doctor Plagio cum Fraude tras descubrirse el “brillante trabajo de investigación” que fue la tesis que le prepararon desde el ministerio de Industria que entonces dirigía el desencorbatado Miguel Sebastián, contribuyente pionero en disminuir el efecto del cambio climático. Pero, por si eran pocos, Carlos Herrera añadía el martes uno más, a cuento de su electoralista anuncio de acabar con las Golden Visa que dan residencia en España al comprador de una vivienda de más de 500.000 €. Lo anunciaba así Fray Perico en medio de sonoros abucheos: “Vamos a Iniciar el procedimiento para eliminar la concesión de la llamada Golden Visa… Vamos a tomar las medidas necesarias para garantizar que la vivienda sea un derecho y no un mero negocio especulativo”. Como si ese fuera el principal problema para la adquisición de vivienda por la creciente clase más modesta. Y ahí surgió el salvador Pedro Don Piso, después de no construir una sola de las más de 180.000 prometidas en otras de sus campañas electorales. Y es que este Albañil que levanta muros “para que no gobierne la derecha con la ultraderecha”, no pierde ocasión de extender la alfombra a su socio filoetarra que le dicta la Ley de Vivienda. Un problema, el de la vivienda, que parece que no afecta demasiado al contubernio de ministros, ministras y ministres que se reúne con su Sanchidad cada martes.

Y entre comisiones de investigación, tramas de corrupción que salpican al entorno más próximo del presimiente, ley de amnistía y otros menesteres, no podía faltar la aparición del fiel José Félix Tezanos, que nos obsequia con una nueva encuesta del Centro de Invenciones Sánchez, al que, según su lacayo, no parece afectarle mucho todo lo anterior. Según el nuevo barómetro, que pagamos todos para hacerle el juego al que manda, el prior recupera la primera plaza de popularidad y su partido se revalúa a tan sólo un punto del PP, que ganaría unas hipotéticas elecciones pese a perder medio punto. Todo ello pese a que en esa fiscalía que ya sabemos de quién depende, andan revueltas las aguas después de que seis vocales del Consejo Fiscal, hicieran público un informe de 160 páginas, después de que su jefe, Álvaro García Ortiz, el heredero de Dolores Delgado de Garzón, les ocultara la petición del Senado, hasta tres veces, de informar sobre el proyecto de ley de amnistía. Un informe que, entre otras cosas, dice que se trata de una “ley de conveniencia y oportunidad política”, en la que “El poder legislativo invade el ámbito del Poder Judicial”. Y añade en su argumentación crítica que “La amnistía sólo estaría justificada en un cambio de régimen” y que se plantea sólo como “beneficio de dos formaciones políticas”. Auténticamente demoledor que, en un país serio no permitiría la continuidad de semejante fiscal general que, por el contrario, ha sido ratificado en el cargo en esta nueva legislatura. Por cierto, el mismo que, hace casi siete años, cuando gobernaba Mariano Rajoy, el 28 de abril de 2017 decía esto en El País: “Decir que los fiscales estamos preocupados por lo que ocurre en la fiscalía general, en la Fiscalía Anticorrupción, es quedarse corto. El colectivo de 2.500 profesionales que, día a día, tratamos de ejercer lo mejor que sabemos y podemos nuestro complicado trabajo miramos con asombro, como si se tratara de una película o un telefilm barato, ajeno, lejano, el espectáculo que, en directo, minuto a minuto, están reproduciendo los medios de comunicación…”.

Por último, el antes citado como Fugitivo, se subió de nuevo al Falcon para erigirse en líder internacional en una nueva fuga de agenda por Irlanda y Noruega, para reunirse con sus respectivos primeros ministros Simon Harris y Jonas Gahr Store. En ambos países apareció como El Palestino, en busca de apoyos para reconocer cuanto antes ese estado, de momento inexistente, que tanto admira, como viene demostrando en su posicionamiento y el de parte de su desgobierno desde el atentado de su brazo armado, Hamas, contra el Estado de Israel. Un asunto sobre el que el primero de los visitados no se pronunció y el segundo ha mostrado su acuerdo «cuando suponga una contribución genuina y positiva al proceso hacia una paz entre Israel y Palestina». Antes de irse, de gira, se produjo al respecto un intercambio de intervenciones en el Congreso en el que Feijoo pasó de puntillas recordando el consenso parlamentario de hace diez años, cuando se fijo un acuerdo general sobre la convivencia de los dos estados y aprovechó para decirle que “Resulta verdaderamente preocupante pensar que pudo haber cambiado la política con Marruecos por lo que tiene en sus móviles. Y que protege usted a Maduro por lo que su vicepresidente trajo en las maletas a Barajas”. Si ha sido clara, como siempre, su azote permanente, Isabel Díaz Ayuso, que se mostró contraria al plan de Sánchez y le dijo que reconocer a Palestina como parte de la solución «Es premiar a los terroristas de Hamás».

Termino con un breve recordatorio, aviso a navegantes, sobre el nonagésimo tercer aniversario –93º para víctimas de la LOGSE– que se cumple este domingo, del día en que España se acostó monárquica y se levantó republicana, el 14 de abril de 1931. No me voy a extender aquí sobre lo que fue la Segunda República, implantada de manera súbita tras una interpretación más que particular de las elecciones municipales del 12 de abril anterior –podríamos decir sin riesgo de equivocarnos demasiado que se trató de una manipulación– que llevaron al exilio a Alfonso XIII, bisabuelo de nuestro Rey Felipe VI. Sólo apuntaré que el gobierno Frankenstein actual tiene notables parecidos con aquel Frente Popular que, después de casi cinco años de despropósitos y golpes de Estado y tras las elecciones generales del mes de febrero de 1936, se hizo con el poder y nos llevó al triste desenlace del episodio más sangriento de la Historia de España contemporánea, la Guerra Civil de 1936-39. Y es que una vez reabierto el melón de las dos Españas que hiciera José Luis Rodríguez Zapatero en 2004, la inacción de Mariano Rajoy para restablecer el equilibrio que los españoles le encomendamos en 2011 y la llegada torticera y “morcillera” del actual inquilino de la Moncloa, que no ha hecho sino profundizar en la herida de la separación desde su llegada en 2018, podríamos hacer bueno –pésimo en este caso– el conocido dicho de “la historia se repite”. Dios no lo quiera y nos ayude a recuperar el sentido común para reconducir la deteriorada situación que crece durante las dos últimas décadas.

Antonio De la Torre,  licenciado en Geología, técnico y directivo de empresa. Analista de opinión.

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