Artículo 101
Se cree el ladrón que todos son de su condición.
Déjeme que les explique. La gente de bien fue una especie de título que se mantiene vigente. Es, como si dijéramos, una especie de denominación de origen.
Un bienestar con la sociedad y consigo mismo, un ciudadano ejemplar que trata a los demás con educación y respetando su condición diferencial sea la que sea, política, social, laboral, sexual, negro o amarillo.
Se trata de un ciudadano que no pinta grafitis en los trenes ni en los túneles, que no roba y es puesto en libertad una y cien veces, que no sueña con okupar una casa sino en trabajar y pagarse el alquiler, que no malversa ni estafa a nadie, que cumple con la sociedad pagando sus impuestos, que no es mal vecino, que no organiza tramas mafiosas, ni se radicaliza, ni es xenófobo, ni trafica con personas o armas, ni violador…
Vive la vida y la deja vivir, disfruta de la naturaleza, respeta las normas de tráfico, no apoya a los que producen conflictos bélicos, colabora con alguna ONG, no destroza el mobiliario urbano, ni quema el monte ni apuñala a nadie, ni maltrata o abandona a sus hijos. Que no trafica ni consume drogas, que no hace trampas en el juego ni compra partidos de futbol, que no silva el himno ni pisotea o quema su bandera, que no revienta escaparates de joyerías ni tiendas de móviles, ni roba en los campos de olivos ni a punta de pistola.
La gente de bien no soborna a nadie para conseguir sus objetivos, ni dicta leyes que benefician a los ya juzgados.
Los empresarios no despiden a un profesional cualificado para poner a un amigo.
Alguien les habrá dicho alguna vez, en su casa o en la escuela, que no hay que robar a nadie aunque se trate del pueblo soberano.
Ustedes imagino que sabrán lo que es la escoria, pues la gente de bien es todo lo contrario, no rebajan las penas para que no las sufran sus socios ni sus compañeros de partido.
Lo mas curioso para la gente de bien es que sabemos quién lo robó, cuanto robó a quien se lo robó, pero no se sabe dónde está el dinero.
El genial Mingote decía: Los asesinos matan porque están muy mal educados.
Manolo Royo, humorista www.manolo-royo.com