El último documental del director de cine Iñaki Arteta aborda, una vez más, los años de plomo, los años en los que la banda terrorista ETA, asesinaba, mataba.
En dicho documental se muestran testimonios muy variados que describen cómo era la sociedad de aquellos infaustos años.
Uno de los testimonios es el del que, hasta ayer, era párroco de lo localidad vizcaína de Lemona. Sus declaraciones asombran e indignan. Claramente, defensoras del mundo de ETA en sus años más duros, humillantes e indignantes para sus víctimas.
El Obispo de Bilbao ha reaccionado rápidamente y ha suspendido de sus funciones eclesiásticas al párroco de Lemona tras justificar a ETA.
Sus declaraciones no son nuevas. Muestran como aún quedan en las parroquias vascas, miembros que siguen defendiendo y apoyando a los terroristas de ETA y a todo lo que han hecho.
La Diócesis “vasca” en los años de plomo tuvo un papel importante con su equidistancia y frialdad en la que optaron por callar, mirar hacia otro lado o incluso negar funerales. No extraña que sea una de las iglesias que menos fieles tiene, que sus templos estén vacíos.