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¡El miedo no guarda la viña! Al contrario, el miedo alimenta más miedo

De forma habitual, diariamente, leemos la información que nos ofrece Navarra en sus dos diarios escritos y en unos cuantos digitales… Yo, en papel llevo más de treinta años leyendo el Diario de Navarra desde que el Pensamiento Navarro y la Gaceta del Norte, desaparecieron… Tuve la suerte «del niño pequeño, viendo mis humildes y primeros escritos en ellos». Yo era alumno de cuarto de Románicas -así se llamaban entonces-, e hice «mis pinitos», siempre con referencia a mi pueblo de Marcilla.

Como les decía, sin mucho esfuerzo, voy recogiendo del DN mientras desayuno, una serie de frases, palabras, conceptos, pensamientos, emociones, de toda índole…; y mientras los leo -¡de verdad, me entra un hormigueo por todo el cuerpo!-, el lenguaje que se percibe de base, el lenguaje real, el que uno deletrea mentalmente mientras lee, es aunténticamente de miedo, totalmente negativo, como si a unos adultos se les «asustase con el cuento del lobo y Caperucita»… Y, lo más tétrico y lúgubre, que no reaccionamos a ese lenguaje continuo del miedo, negativo, de pánico subliminal, que va penetrando en nosotros de forma sencilla, con el adjetivo y modos de conducta de protección, ¡por vuestro bien!, porque si no os vais a desgraciar, si no hacéis lo que os decimos ¡también por vuestro bien y por prudencia!… Tanto es así que hay un porcentaje de la población que no se atreve a salir, tiene miedo, tiene sus precauciones a contaminarse, a que le contagien, a ir -¡si sale!- con tanto temor, que no salen.

Fíjense -con todas cautelas que quieran-, el lenguaje recogido un día normal del DN: Lo entrecomillo, porque es de la información del DN: «La cautela, lo primero. El virus sigue al acecho. La prudencia es poca. Seguir a rajatabla las normas… Una «nueva» normalidad. Distintos estados de alarma. Expertos de una extraordinaria calidad. La seguridad cero no existe. Nada de papel impreso en los museos, teatros, misas… ¡Guerra al papel!, que muerde -esto es mío-. Dar peces y no caña de pescar. ¡De las empresas y las pymes, de las que hay que huir como de la peste! -demagogia de la izquierda radical trasnochada-. Nos quedan semanas y meses intensos, dramáticos y llenos de algunas incertidumbres todavía. ¡No despedirse de un ser querido, -proceso de duelo, sin duelo-! Pasaporte inmunológico. División de las personas en grupos, tóxicas y no tóxicas. ¡Brazaletes identificadores! Para terminar el desaguisado, -que no tiene culpa el DN, él solo reseña la información-; nos proyecta el otro día el film de 1995 titulado: «Estallido», virus que se inicia en el Zaire y se contagia en EE. UU, similar al Évola…» ¡Todo esto para que no se nos vaya de las manos nuestro miedo! (D.N.: 9-V-20) ¿Seguro, que de esa manera se nos irá el miedo?

Prudencia sí, miedo el justo, que lo pueda controlar.

Todos sabemos que «no por repetir muchas veces una mentira se hace verdad» y ¿cómo poner puertas al campo…? ¡Pues sí, se pueden poner puertas al campo con el miedo continuo, subliminal, repetitivo, dicho por personas que tienen cierto nivel de autoridad -¡aunque no la tengan!-, de prestigio profesional, etc. ¡Ese miedo nos esclaviza, nos atenaza, nos paraliza, nos hace inútiles, no nos deja tener un criterio madurativo y responsable personal, crítico, y analizador de un lenguaje que nos oprime, que no merma la libertad y es puramente psicológico, emocional, amigdalítico, y nubla el córtex frontal izquierdo, que bloquea nuestro razonamiento y lo distorsiona, ¡que no lo sé si alguien quiere que esto sea así! Pero lo que acabas de codificar es pura ciencia, llámala como quieras, pero ciencia pura.

La neuropsicología, nos advierte tantas veces y de tantas manera, que el miedo continuado, subliminal no nos previene de nada, al contrario cuando es exagerado y pasa la frontera de lo tétrico, que oscurece, entristece y se hace grave, haciendo pensar en la muerte…; ¡nos debilita el sistema psicoinmune y nos lo hace más débil, más vulnerable, y aquellas personas, que ya de por sí son más lábiles -más sensibles-, son las más predispuestas a este terror, que nada favorece su proceso de adaptación las nuevas coordenadas psicosociales a las que tenemos que encarar de frente. Situación que no se puede afrontar si tienes tanto miedo, que tienes miedo al miedo. Recuerde: ¡El miedo es el peor de los enemigos del ser humano! Pero es usted quien lo controla o lo aumenta.

Emilio Garrido Landívar , Catedrático de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos (CEU)

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