La Orquesta Sinfónica de Navarra (OSN) abre este jueves una temporada con una oferta «de colores y contrastes» en la que destaca la mirada a autores e intérpretes navarros, como lo demuestra que en su primera cita se programe el «Te Deum» de Lorenzo Ondarra con el Orfeón Pamplonés
También será una navarra la protagonista en junio del último concierto, en el que se interpretará en estreno absoluto «El canto de Atenea» de la compositora Teresa Catalán, de forma que ambos conciertos, el inicial y el final, serán grabados para su inclusión en el Archivo de la Música y de las Artes escénicas de Navarra.
Así lo ha avanzado la directora gerente de la Fundación Baluarte-OSN, María Antonia Rodríguez, quien en conferencia de prensa ha avanzado su intención, tras su reciente asunción del cargo, de «acercar» a la Orquesta Sinfónica de Navarra al público, «tener una conexión un poquito más intensa con la sociedad de Pamplona y de Navarra en general».
Para ello, en esta primera cita del nuevo ciclo de abono de la OSN se contará con la dirección su titular, Manuel Hernández-Silva, y la participación del Orfeón Pamplonés en la interpretación del «Te Deum» de Lorenzo Ondarra, mientras que el pianista Juan Pérez Floristán ofrecerá una versión menos habitual y más purista del concierto número 1 de Tchaikovsky, en una cita que cerrará la Sinfonía número 8 de Dvorak.
Hernández-Silva se ha considerado «afortunado» en un momento en el asegura que está «disfrutando» de la orquesta, y de un proyecto «maravilloso» con el que están «todos muy comprometidos», como a su juicio lo demuestra el repertorio de mañana, que se repetirá el viernes en Baluarte.
En el concierto se podrá escuchar a «nuestro queridísimo y admirado» Orfeón Pamplonés con una obra «maravillosa, de profundo carácter místico» que, al no requerir de solistas, permite «demostrar la capacidad plena de la orquesta con el coro».
También ha elogiado la calidad de la segunda obra propuesta, de Tchaikovsky, y sobre todo la interpretación que de ella hará el pianista andaluz, de origen navarro, Juan Perez Floristán, con una versión «muy refrescada», que ya en los primeros compases de sus ensayos conjuntos les ha hecho «disfrutar y disfrutar», ha dicho para incidir en que el programa para el primer concierto de ciclo de la OSN esta temporada es «redondo».
Para el resto de la temporada se avanza un «gran abanico de estilos» y por ello el ciclo se ha titulado «Colores», porque es «sumamente variado, de colores y contrastes».
Sobre el «Te Deum» de Lorenzo Ondarra (1931-2012), compositor de Bakaiku que fue galadornado con el Premio Nacional de Música en 1969, el director del Orfeón Pamplonés Igor Ijurra ha recordado su vinculación desde niño con Ondarra, de cuya obra es divulgador por la calidad del autor independientemente del afecto, ha dicho quien considera a este músico, religioso capuchino, «uno de los mejores compositores navarros» del último siglo.
«Una persona sencilla, humilde, que destinó el dinero del premio a arreglar los frontones del convento de los Capuchinos de Alsasua», ha recordado en el plano personal, sobre el que prima en este caso una calidad musical evidente en este «Te Deum», una obra «francamente bonita e interesante», «profunda, técnicamente bien hecha».
También ha intervenido, en este caso para explicar su interpretación de otra de las obras programadas, el pianista Juan Pérez Floristán, quien ha recordado su vinculación con Navarra como nieto del geógrafo Alfredo Floristán, y para quien «tocar en casa es un placer».
En su caso, ofrecerá el concierto para piano número 1 de Tchaikovsky, aunque la menos conocida versión segunda del autor, a la que la tradición ha arrinconado en favor de la edición tercera de la obra pese a que esta fue póstuma a la muerte del compositor ruso.
Ha explicado que, tanto en la música como en el teatro, hay obras «muy marcadas por un pianista o un actor, que toman decisiones que a ellos les funcionan y que los demás imitan», lo que en el caso de este concierto ha derivado en que la interpretación generalizada es la tercera versión, si bien «cuanto mas popular es una obra, más tradiciones tiene y más condenada está a no ser entendida».
Ha recordado que la versión segunda es «la única que Tchaikovski utilizó en su vida» y, a diferencia de la que más se conoce, realmente «más que ir a una guerra es de un gran lirismo», ha dicho con humor sobre la rotundidad y fuerza excesiva de la tercera edición. EFE