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VOX: ALTERNATIVA… DESILUSIÓN… VACÍO… “HIBERNACiÓN” Y… ¿SECTA? Una carta sin respuesta y la necesaria reflexión.

Víspera ya del día de unas elecciones en las que, seguramente, nos jugamos mucho más que en ninguna de las doce anteriores convocatorias constitucionales, quiero contribuir modestamente a esa necesaria reflexión que, más que nunca, resulta imprescindible en esta ocasión en la que lo que se decide es la UNIDAD de España, más allá de las preferencias ideológicas de unos u otros y por eso me permito recordar que “los experimentos, con gaseosa”, sobre todo después de lo visto hace poco más de diez meses que permitió llegar al gobierno a un grupo minoritario apoyado por todos los enemigos de una España fuerte, próspera y unida, separatistas de izquierda y derecha, comunistas y proetarras. Y lo hago desde algunas reflexiones sobre VOX, cuyo resumen está en el título.

Efectivamente, VOX nació como ALTERNATIVA al descontento con el Partido Popular de Mariano Rajoy desde que en 2012 empezamos a ver que se mantenía la herencia socialdemócrata de José Luis Rodríguez, excepto en la gestión económica que evitó el inminente rescate y los consiguientes recortes en prestaciones sociales, como pudimos ver en Grecia o Portugal, a los que estaba abocada España de haber seguido la senda irresponsable a la que nos tienen acostumbrados los gobiernos socialistas. Otra cosa es que ese cambio de rumbo económico se hiciera a costa del contribuyente sin un definitivo recorte del desorbitado gasto público, especialmente en autonomías, pero ese es otro tema, ya tratado repetidas veces y que no procede ahora.

Como decía, VOX surge de una iniciativa diseñada a mediados de 2013 a partir del Foro para la Sociedad Civil que presidía entonces Ignacio Camuñas y de la Plataforma, convertida ya en Asociación, Reconversión, presidida por Alejo Vidal-Quadras. Yo estuve en la primera reunión de ambas organizaciones -éramos veinte personas-, celebrada en el Hotel Sanvy de Madrid en la tarde del 7 de Junio, que daría lugar seis meses después -17 de Diciembre- a la inscripción como partido en el Registro del Ministerio del Interior y, un mes más tarde, 16 de Enero de 2014, a su presentación en sociedad. En esa reunión no estaba Santiago Abascal y no asistió, aunque estaba convocado, Iván Espinosa de los Monteros, miembro de Reconversión y delfín entonces del anterior. No les debía interesar mucho ese proyecto ya que su amado líder estaba muy bien “colocado” por Esperanza Aguirre en esa Fundación para el Mecenazgo y Patrocinio de la que era director general con más de 82.000 € de sueldo anual, después de “tener que dejar” la Agencia regional de Protección de Datos, por falta de competencia -de la propia APDM y del personaje, supongo- con un sueldo equivalente.

Curiosamente, sentado en la bien pagada silla del mencionado cargo, en Septiembre de ese año 2013, el “honrado” Abascal, se sentaba también en una rueda de prensa, junto a Alejo Vidal-Quadras y José Luis González Quirós para presentar a los medios una carta firmada por los tres “en nuestra condición de militantes del Partido Popular de larga y densa trayectoria y de probada ‘lealtad’ y compromiso con nuestras siglas y los principios y valores que representan”, dirigida a Mª Dolores de Cospedal, Secretaria General del PP entonces, reiterando su petición de una reunión de la Junta Directiva Nacional, máximo Órgano entre Congresos que, al parecer “en los últimos quince meses ha celebrado una única reunión a pesar de que los Estatutos establecen una frecuencia cuatrimestral”  a cuya primera petición habían recibido de Carlos Floriano la respuesta de que “tendra lugar cuando toque”. O sea que, el “honorable Abascal” ya jugaba a dos barajas, como continuaba haciendo el 6 de Noviembre siguiente cuando comparecía ante la comisión solicitada por UPyD para “justificar” la escasa actividad de un puesto con tan poco contenido y productividad, que recuerdo por si alguien no lo conoce: Pocos días después se produce la primera manifestación de deslealtad que Abascal iría completando meses después, ya que, una vez asegurada su incorporación al nuevo proyecto con un buen sueldo, 5.000€/mes -él y su delfín-, el día 25, se adelanta al plan previsto y se despide -el primero- del PP mediante una “sentida” carta a Rajoy, para “explicar” días después que “creaba un nuevo partido”, VOX, precipitando una serie de acontecimientos que cambiaban el guión previsto. El primero, la presentación del partido el 16 de Enero de 2014 sin la presencia de Alejo Vidal-Quadras que era el que antes debía abandonar el PP y que tenía sus plazos organizados para hacerlo a final de ese mes de Enero, como finalmente hizo el día 24, ocho días  después de la aparición oficial de VOX. Nunca entenderé cómo se consintió esa primera deslealtad. Primer y doble gran error. El segundo fue delegar en Abascal la organización de la primera estructura provincial provisional a través de la red de “delegados” de DENAES -en su mayoría ‘palmeros’ fieles y sumisos, como se demostró después- que puso a disposición del partido y de la que muy pocos escapamos. Uno de los verdaderos promotores del proyecto me reconocía hace menos de un mes que fue un error aceptar ese ofrecimiento “envenenado”. El tercero, no haber puesto las cosas en su sitio cuando en los primeros meses se detectaron ciertas “maniobras” en algunas provincias en las que parecía quererse evitar la expansión del partido como si se tratara de torpedear la obtención del escaño europeo que podría reforzar la figura de Vidal-Quadras, dando al traste con la verdadera intención del “mocetón” de Amurrio. No me extiendo más en esto y remato esta primera fase de ilusionante ALTERNATIVA diciendo que el resultado fue que por menos de dos mil votos se esfumó el escaño y justo al día siguiente de las elecciones se inició el “nuevo” guión que daba paso a la DESILUSIÓN de muchos de los 3.500 afiliados que ya tenía el partido, unidos al proyecto sin más afán que hacer de contrapeso al desvirtuado PP y que ya conocíamos bien al personaje y sus malas artes.

Esa DESILUSIÓN, como decía, empezó al día siguiente, 26 de Mayo de 2014, cuando uno de los coordinadores de confianza -el de Valladolid, creo que hoy también fuera de VOX- daba el pistoletazo de salida para la división de VOX, con un mensaje en el WhatsApp oficial del grupo, que literalmente decía: “2) compartir proyecto con personas como José Antonio, Santiago, Iván o Cristina es las personas que quiero llevar a mi lado” (sic, por eso no corrijo la discordancia verbal). Es decir, este “compañero”, al parecer, no quería a su lado a los demás miembros del Comité, el propio Alejo  Vidal-Quadras, González Quirós o Ignacio Camuñas. No es difícil suponer que fue el pistoletazo de salida del “golpe” y que seguramente la iniciativa fue guiada y complementaria de la acusación por parte de Abascal a Vidal-Quadras de no haber obtenido el ansiado escaño por los malos resultados en Cataluña y en particular en Barcelona, sin tener en cuenta que el acusador había obtenido 37 votos en Amurrio, es decir que no lo votaron allí ni su familia y amigos. Se ve que lo conocían bien. Y a partir de ahí “aparecieron” dos artículos con titulares tales como “Santiago Abascal presentará su candidatura a la presidencia de VOX” en El Mundo y “Santiago Abascal se hace cargo de VOX ante el desconcierto en el partido” en el hoy desaparecido Minuto Digital, lo que olía bastante mal ya.

Habría para escribir un libro sobre los cuatro meses siguientes, pero me limitaré a un par de pinceladas. Lo que estaba viendo me llevó unos días después, el 14 de Junio, a darle a Abascal una carta, que por supuesto no me respondió ni siquiera me comentó, por lo que decidí publicarla, en la que le decía que había que pensar en positivo porque “haber obtenido casi 250.000 votos en las condiciones en que se ha hecho, no sólo no es un mal resultado, sino que constituye un suelo nada despreciable sobre el que seguir trabajando”. Le preguntaba que si en ese desconcierto que se filtraba a la prensa “no tenía nada que ver la Secretaría General, siendo el que haya concierto una de las misiones de ese cargo”. Le solicitaba “una información cumplida y detallada de las cuentas del partido”, que me pedían especialmente bastantes afiliados, y “el Origen y Aplicación de Fondos dispuestos”, y terminaba con esta observación: “La ambición en política, como en la vida en general, es legítima, siempre que no se convierta en un fin en sí misma”.

Tras un verano agitado, un intento de asamblea el 26 de Julio que acabó como el rosario de la aurora, finalmente impugnada y con la Policía Nacional y Municipal en el recinto, ante las denuncias presentadas por algunos afiliados a los que el férreo control de acceso de los “fieles” de Abascal impidió su entrada por “defectos” de forma perfectamente subsanables pero que no interesaba hacer porque no eran precisamente “fieles” sino de los denominados “voxistas”, que estábamos tratando de salvar el partido. Se produjo la primera baja significativa a final de Agosto, la de Ignacio Camuñas que se había quedado sólo en el intento inútil de mantener unido lo que se rompía, con una frase lapidaria: “Con estos dos -Abascal y Espinosa- no se puede ir ni a por una herencia”.

Siguió una nueva asamblea el 20 de Septiembre siguiente, que acabó con el “asalto al poder” por parte de Abascal y para la que se torpedeó la presentación de candidaturas alternativas y a última hora se preparó una a cuyo candidato -al que luego engañó- avaló el propio Abascal y sólo sirvió para aparentar una democracia interna que nunca existió en el partido y menos desde el abandono de su cargo de Alejo Vidal-Quadras que a final de Junio cedió los papeles a González Quirós para que hiciese de Presidente en funciones hasta la celebración de la citada asamblea. El resultado fue que a partir de ese 20 de Septiembre, tras una “abrumadora mayoría” de un exiguo 27’5% tras una más que dudosa votación, en la que un 60% fue de “voto electrónico”, cientos de los aproximadamente 3.500 afiliados alcanzados en los primeros meses nos dimos de baja en pocos días.

Llegó después un largo periodo de VACÍO, cuya primera muestra fue en las elecciones andaluzas de Marzo de 2015, diez meses después, en las que los 32.000 votos de las europeas en esa región quedaron reducidos a 18.000. Otro tanto ocurrió en las municipales y autonómicas en Mayo siguiente, en las que comparando los aproximadamente 190.000 votos de las comunidades que celebraban comicios, con los resultados de esas mismas regiones un año antes, VOX se quedó en menos de la mitad. Pero el verdadero batacazo nacional fue en las primeras generales a las que se presenta el partido verde, Diciembre de ese mismo año, cuando no llegaron a 58.000 apoyos, que siguieron disminuyendo en las repetidas en Junio de 2016 seis meses más tarde, en las que se dejaron otros 11.000 votos hasta sumar sólo 46.781 votos, un 20% de los obtenidos en Mayo de 2014. Es decir, caída en picado hacia la desaparición, que era lo que se podía esperar de un tinglado que empezó como posible alternativa y pasó a chiringuito de cuatro amigos producto de la deslealtad de su líder con el que lo recogió de la calle en la que lo dejaba el PP y tenía que seguir viviendo de la política a costa de lo que fuera, como sólo podía hacer una persona exenta de escrúpulos y sin más objetivo que salvar su bolsillo. Y esta situación se prolongó por dos años más, hasta el verano de 2018, justo cuando se acababa de aprobar la moción de censura del Dr. Plagio cum Fraude.

Este descalabro cantado, que se vaticinaba como la “crónica de una desaparición anunciada”, recibe un misterioso balón de oxígeno precisamente después del luctuoso triunfo del frente popular, que “coincide” con la llegada de nuevos afiliados con relación allende los mares, se dice que con alguien muy vinculado a la campaña de Donald Trump que lo había llevado a la Presidencia de los EE. UU. Y justo después de ese verano y esos hechos, y sobre todo de que se había producido un gran cambio en el discurso del Partido Popular con un Pablo Casado que empezaba a preocupar al inquilino de la Moncloa, comienza casi sorpresivamente una masiva presencia de VOX en las redes sociales y, quizás más importante, en todos los medios de comunicación, la mayoría de izquierdas, especialmente audiovisuales, en cuyos informativos y tertulias no falta nunca alguien del equipo de Abascal y noticias siempre sobre los “renacidos” tras cuatro años de “HIBERNACIÓN” en incubadora desde su aparición con fórceps, como “salvapatrias” y defensores “exclusivos” -según ellos- de la maltrecha Nación Española. Como dijo Samuel Johnson, “El patriotismo es el último refugio de los canallas”.

Hay quien piensa que este resurgir voxero huele a devolución de la jugada por la izquierda socialista al impulso que, entre 2011 y 2015, el PP de Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría habían dado a Podemos para romper el voto al PSOE y esa presencia en todos los medios se hace más patente después del mitin de Octubre en Vistalegre, al más puro estilo Podemos, sin programa ni contenido más allá del grito a la Unidad de la Patria y alimentar el descontento con la etapa pasada del PP hasta transformarlo en odio irreductible y llevarlo a una fanatización más propia de una SECTA que de un verdadero partido político. Y esta conducta, casi irracional en muchos y perfectamente estudiada y dirigida por unos pocos, parece que pueda tener relación con la ideología de una organización de extrema derecha ultracatólica mejicana, nacida hacia 1960, de nombre El Yunque, de la que yo no había oído hablar hasta Marzo de 2014, justo cuando estaba arrancando VOX y que, tras haber leído bastante sobre ella, no cabe duda de que los modos de captación de sus miembros, jóvenes sobre todo, y sus maneras -atuendos incluidos- parecen reflejarse en los de esta resurgida formación política que se ve más como un movimiento sentimental que como un verdadero partido político. Un movimiento que se ha convertido en “recogedor” de un justificado cabreo de masas en principio, muy bien manipulado después, al que se han unido algunos desechos oportunistas acostumbrados a vivir de la política, caídos de la más rancia etapa de ese partido al que ahora disputan ser referencia de la derecha española y del que proceden y contribuyeron a escribir -por acción en algunos casos o por omisión interesada o cobarde en otros- sus más tristes episodios.

Otro aspecto que alienta esa conducta sectaria en los potenciales votantes de VOX es que parece que la indecisión no tiene hueco. El populismo ha calado y en VOX no hay indecisos sino “fieles” seguidores del “amado líder” al que la mayoría no conoce, salvo por sus frases huecas pero sonoras, y cerrados al razonamiento unidos por el citado “voto al cabreo”. Lo he experimentado con no pocos conocidos y algunos amigos y me despido con el último mensaje enviado a uno de ellos: “seguir con este diálogo inútil no tiene mucho sentido. No me vas a convencer y por lo que veo, tampoco te sacaré yo de tu fanatismo. Espero que no tengas que «llorar por la leche derramada» por tu empecinamiento. España, hoy, no tiene más solución que la de que Pablo Casado gane las próximas elecciones o al menos que los tres sumen y que la necesidad de apoyos de los veletas naranjas y los desleales verdes sea la menor posible”.

Que Dios ilumine a los votantes indecisos en el último momento. Votar VOX puede significar “votar” a Sánchez. España está en peligro.

Antonio de la Torre, licenciado en Geología, técnico y directivo de empresa. Analista de opinión

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