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Javier Marín arrolla en Cintruénigo (Navarra)

  • Por Jesús Javier Corpas Mauleón, crítico taurino

Comenzaré por el último de alternativa. ¿Y por qué razón? Porque Marín arrasó en Cintruénigo. De rodillas o de pie, con capote y muleta, al natural, por la derecha o los de pecho, puso los tendidos patas arriba. Ya los alborotó con sus largas cambiadas de rodillas. Luego, variedad con el del apresto y airosos remates por reboleras. Y eso que su Verdeolivo, en realidad castaño, era el más flojo de fuerzas del sexteto y tuvo que cuidarlo. El único «pero» a Javier fue la espada en ese tercero. De él recibió la oreja. En el segundo, en que mojó los gavilanes, le concedieron las dos que se había ganado a ley. Tuvo el bonito detalle de invitar al mayoral a acompañarle en su triunfal vuelta bajo la cortina de agua. Previo, había brindado a Roberto Santamaría, portero del Huesca, y sobrino del de igual nombre que defendiera los palos de Osasuna. Antes y tras ello, estuvo muy bien. Confío en que el buen criterio de la Misericordia lo ponga en Pamplona el año próximo, y que se así mismo le abran sitio en Bilbao, Zaragoza o San Sebastián.

La plaza con mucho más de tres cuartos, no verán buenas fotos en este por uno de la empresa que le gustaba mandar mucho, estaba preciosa, remozada y pinturera en su cincuenta cumpleaños. Su seguro servidor tiene varias decenas de miles de lectores entre todos los medios donde publica artículos —no por mérito propio, sino porque la gente es santa—, sin embargo creo que ese individuo no está entre ellos. Casi mejor (que no me lea, no que impidiera que ustedes que les ofrezca las imágenes). Con su pan.

El encierro de Domínguez Camacho, muy bien presentado para la categoría del coso. Los pesos no figuraban en el acta, así que no los puedo informar. Sirvió, con la pega citada de la debilidad, que repitió el quinto. Sensato, se llamaba así, además, por esa misma flojera, le echaba a Mora la cara arriba. La sexta res dio una vuelta al ruedo en un «Bailando bajo la lluvia». Igual el señor del callejón sabe porqué flameó el lienzo albo. Servidor, que ve mucho festejo, no. Canastillo fue noble, pero la cosa no era para tanto.

También me sorprende que el navarro no esté en un cartel tan próximo a su casa. Corella tuvo alcaldes que apoyaban a los de tierra. El actual, yo diría que no. Y que tampoco quiere vender cientos de entradas a los vecinos cirboneros. Cosas de los multipartitos.

David Mora es un gran matador. Y comenzó con doblones muy toreros. Pero no vimos al gran David Mora. No al Mora de Estella, ni al de Las Ventas. No. Lo que pasa es que cuando Mora está mal, torea lo suficiente para que el público le obsequie con apéndice. Siento decirlo, porque tiene la moneda. Dedicó la faena a la banda, como ya hiciera en Estella con buen resultado. Y aquí la orquesta de nuevo sonó muy bien, pero David no estuvo como allí. Una pena. Cuando quiere, lo borda, y me hubiera gustado que me dolieran las manos de aplaudirle.

De la familia Adamé vino Luis David. Chicuelinas y verónicas con la capa, como muletero, mejor en el comienzo con Telefonisto a base de estatuarios en la boca de riego. Media estocada y pilosa.  Con muchas ganas de no salir andando y un gran estoconazo a Vertical, el coleta logró otra.

A Román Collado, con sus tres cornadas de hace siete días que le impidieron estar en este albero (no es metáfora, en Cintruénigo son unos dandis), lo vimos entre el público sonriendo y tan terne. Qué tío el de Algemesí, buen amigo de Sergio Sánchez o su pupilo. Carlos Marín, como toda la panda de Sergio, anfitriones sensacionales; mi gratitud. Y a Alberto Catalán, que me salvó de naufragar en la tromba de agua que se desató en el postrero, acercándome a mi alojamiento, y me regaló el pañuelo con el escudo de la villa en fiestas. Igualmente el personal del hotel Alhama, encantador. Y por la exitosa tarde de toros, mi enhorabuena al Ayuntamiento, menos al hombre que se quedó tan ancho. La arena de Alcalá de Guadaira es dorada, pero no oro. No se la van a robar. Vigile más el tiro que hace de mulilla, para que no vuelva a tener que entrar la pala, ¿vale? Volveré en la próxima.

Seis cuatreños de Hermanos Domínguez Camacho.

David Mora, oreja y saludos.

Luis David, oreja y oreja.

Javier Marín, oreja y dos orejas.

Javier Marín, así se torea de capa. Foto: J.Javier Corpas Mauleón.
Javier Marín, magnífico derechazo. Foto: J.Javier Corpas Mauleón.

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