
Fuegos artificiales, diecisiete bailarines, veintiséis músicos en un escenario de cuatro plantas y un muro de pantallas gigantes ha sido el espectacular envoltorio con el que Beyoncé y Jay-Z han vestido un concierto en el que los auténticos protagonistas han sido ellos dos y su reconciliación como pareja.
Música, espectáculo y vida privada se han fusionado en Barcelona, en un cóctel poderoso que ha deslumbrado a las 47.000 personas que se han reunido en el Estadi Olímpic, en la única parada española de la gira mundial «OTR II».