Foto: NAVARRAINFORMACION.ES
Los sanfermines de 2017 llegan a su fin y Pamplona apura las últimas horas de fiesta que le quedan a esta jornada, en la que la ganadería de Miura ha puesto también el cierre a los encierros con una veloz y emocionante carrera con trece heridos, ninguno corneado.
Dos minutos y diez segundos han tardado los toros sevillanos en completar el recorrido del encierro, en el que han dejado a trece corredores heridos, uno con un importante varetazo en la espalda y el resto con traumatismos y contusiones.
A un fuerte ritmo desde la salida de los corrales de Santo Domingo, donde en escasos segundos un toro se ha puesto a la cabeza de la manada, el grupo ha corrido unido, con nobleza y sin prestar atención a los mozos, que tan solo han podido aguantar a su lado unos pocos metros.
El encierro ha transcurrido sin incidentes, salvo las habituales caídas, hasta llegar al tramo de Telefónica, donde al pasar la curva la torada se ha ido hacia el vallado derecho, dejando atrapados entre las astas y los tablones a media docena de mozos.
A pesar de la tensión vivida, finalmente ningún corredor ha sido corneado, aunque uno de ellos, el norteamericano A.G., de 30 años, sí que ha sufrido un varetazo importante en la espalda y además presenta traumatismo craneoencefálico con scalp (herida con pérdida de cuero cabelludo).
El resto de los heridos, entre los que figuran otro estadounidense, dos franceses y un italiano, presentan traumatismos, fracturas y contusiones varias, aunque ninguno de gravedad.
Atendidos todos ellos inicialmente en los puestos de Cruz Roja y DYA, que además han asistido de lesiones menores a otros 83 corredores en el encierro de hoy, llega el momento de los balances y de las despedidas hasta 2018.
Entre los primeros figuran los 51 corredores, siete corneados, trasladados este año al Complejo Hospitalario de Navarra después de ocho encierros que han sido vistos en todo el mundo, incluidas las tropas españolas en Besmayak (Irak).
Además, de inmediato, nada más terminar el encierro de Miura, se ha iniciado el desmontaje de los 1.700 tablones y 900 postes que componen el vallado y que en junio de 2018 empezarán a colocarse de nuevo.
Después han llegado las despedidas y fotografías para el recuerdo de quienes han trabajado en las asistencias de los encierros, de los mozos que corren en el tramo de Santo Domingo y de los reporteros que cada día han mostrado al mundo las mejores imágenes de las fiestas.
Y este año además, con un pequeño homenaje del Ayuntamiento incluido, de los pastores José Miguel Araiz, «Rastrojo», y Vicente Martínez, «Chichipán», después de 45 y con 33 años guiando con sus varas a los toros del encierro.
Poco después, a media mañana, la corporación ha acudido en traje de gala hasta la capilla de San Fermín, como hizo el 7 de julio, hoy para la despedida del santo en «la octava», acto que el alcalde ha aprovechado para hacer un balance positivo de las fiestas y el ambiente.
Antes de comer llegará como cada año uno de los momentos más emocionantes de las fiestas, cuando la Comparsa de Gigantes y Cabezudos se despida de los más pequeños, con los que ha recorrido cada mañana la ciudad, y en ese momento las figuras de 4 metros se inclinen hasta quedar a la altura adecuada para que los niños puedan besarles.
La tarde deparará aun distintos momentos de fiesta, con músicas y espectáculos para todos los públicos, y con la última corrida de esta Feria del Toro que lidiarán Rafaelillo, Javier Castaño y Rubén Pinar.
Todo habrá terminado finalmente cuando a las doce de la noche, desde el balcón principal del Ayuntamiento, el alcalde Joseba Asiron despida los sanfermines de 2017 y convoque a todos para el mediodía del 6 de julio del próximo año.
Miles de personas se congregarán en este lugar con velas encendidas para el tradicional «Pobre de mí», un acto que mezcla sentimientos de pena por lo que termina, nostalgia por los buenos momentos vividos y alegría por la certeza de que «ya falta menos» para el próximo San Fermín.
