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La defensa de la Ciencia se extiende al mundo entero

La defensa de la Ciencia se extiende al mundo entero

Decenas de miles de personas de todo el mundo participaron hoy en la “Marcha por la Ciencia”, una protesta que comenzó en Australia y se fue extendiendo a lo largo del día por más de 600 ciudades de Asia, Europa, África y América para culminar con la más multitudinaria, la de Washington.

Una marcha que no debe ser entendida como una protesta por los recortes en la ciencia del presidente de Estados Unidos, Donald Trumpo, sino como una reivindicación del importante papel que debe jugar la Ciencia en la sociedad, insistieron los organizadores.

Sin embargo, el nombre de Trump sobrevoló hoy todas las marchas, celebradas en ambiente festivo y en las que los participantes portaban pancartas con frases como “Liberad el planeta”, “La Ciencia es global”, “Amamos la Ciencia”, “Einstein fue un refugiado”, “No hay planeta B” o “El hielo no tiene agenda”.

Una protesta que comenzó en Australia y Nueva Zelanda, en ciudades como Sydney, Brisbane, Camberra, Perth, Auckland o Wellington.

Según se iba despertando el mundo, se unieron manifestantes en Tokio, Hong Kong, Ciudad de Ho Chi Minh, Seul, Lukla (Nepal) o Nueva Delhi, con actos que mezclaban la reivindicación de la ciencia con la celebración del Día de la Tierra.

En Nueva Delhi importantes personalidades, desde el primer ministro, Narendra Modi, hasta premios Nobel de la Paz como el dalái lama -exiliado en la India- o Kailash Satyarthi, remarcaron hoy la necesidad de proteger la naturaleza para las nuevas generaciones.

Las marchas en Europa

La protesta se fue extendiendo por Oriente y llegó a Europa con un claro carácter científico.

En Francia una decena de ciudades organizaron marchas enmarcadas en el apoyo a sus colegas de Estados Unidos, “expuestos al rechazo de la nueva Administración de Donald Trump”, indicaron los organizadores.

Científicos, universitarios y público en general se manifestaron con ese lema en Burdeos, Clermont-Ferrand, Grenoble, Lille, Lyon, Montpellier, Marsella, Niza, París o Toulouse.

Mientras, en Londres los defensores de la ciencia marcharon por las calles de la ciudad desde el Museo de la Ciencia hasta la plaza del Parlamento, en Westminster, para expresar su preocupación por lo que consideraron una “tendencia alarmante” entre los políticos a desacreditar la investigación científica.

Un “Picnic científico” con la presentación de diversos experimentos en el Parque Sigmund Freud marcó el inicio de la marcha en Viena, y unas 20 ciudades alemanas se unieron a la protesta global con acciones para defender la autonomía de la ciencia y oponerse a la llamada postverdad y a la postulación de que lo que se ha llamado “hechos alternativos”.

Desde Friburgo, en el suroeste del país, hasta Greifswald, en el noreste, muchas ciudades universitarias se sumaron a la protesta coordinada por la Sociedad Helmholtz, que también se desarrolló en Colonia o Berlín, donde se reunieron unas 11.000 personas, según los organizadores.

Ciencia al servicio de todos

A orillas del lago Lemán se celebró la marcha en Ginebra, donde pedían que el acto de hoy fuera el “inicio de un gran movimiento de defensa de una ciencia al servicio de todos”, una idea que apoyó el ex director general del Centro Europeo de Física de Partículas (CERN), Rolf Heuer.

Y desde Lisboa, el comisario europeo de Investigación, Ciencia e Innovación, el portugués Carlos Moedas, pidió que los científicos “no tengan miedo de gritar” para defender la ciencia, a favor de la que se manifestaron centenares de personas en la capital lusa.

En Zagreb los científicos aprovecharon para denunciar la falta de medios para la ciencia y la educación en Croacia.

Una postura similar a la de los españoles, donde miles de científicos participaron en marchas celebradas en las principales ciudades -como Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia o Bilbao- para exigir que el conocimiento científico esté en el centro de las decisiones políticas.

Según avanzaba la jornada y América comenzaba a despertar, los defensores de la ciencia comenzaron a dirigirse a las protestas convocadas en todos los puntos del continente.

Desde Buenos Aires hasta Vancouver, actos de reivindicación de la ciencia estaban convocados en Antofagasta y Santiago, en Chile; Porto Alegre, Brasilia, Río de Janeiro o Curitiba, en Brasil; Bogotá, Medellín o Cali, en Colombia; San José de Costa Rica; Urcuqui (Ecuador); Ciudad de México, Guadalajara o San Luis Potosí, de México, o Ciudad de Panamá.

Pero el grueso de las protestas se concentra en Estados Unidos, con más de 400 ciudades participantes en actos de defensa de la ciencia pero también para aumentar la concienciación sobre la importancia del Día de la Tierra y para protestar contra los recortes propuestos por Trump en los presupuestos de ciencia e investigación.

Nueva York

En Nueva York, miles de personas participaron en la marcha para destacar el valor de la ciencia y criticar las políticas medioambientales de la Administración de Donald Trump.

La manifestación, similar a la que se realizó en otras ciudades de Estados Unidos, comenzó en una avenida del lado oeste de Central Park y discurrió hasta Times Square, en medio de la discreta vigilancia de fuerzas policiales.

Los participantes en la marcha, la mayoría de ellos portando carteles individuales y en muchos casos pancartas colectivas, corearon lemas como “La ciencia hace Estados Unidos grande de nuevo“.

Ese lema hacía alusión al que utilizó Trump durante su campaña, “Hagamos a Estados Unidos grande de nuevo”, y suele adaptarse en las marchas que se han venido realizando en Nueva York desde el relevo en la Casa Blanca, el 20 de enero pasado.

Las políticas medioambientales de Trump distan mucho de las que defendió su predecesor, Barack Obama, e inclusive ha criticado el Acuerdo de París sobre cambio climático, firmado el 12 de diciembre de 2015.

Uno de los participantes, disfrazado de Trump, se plantó en uno de los sitios de la marcha con un palo de golf haciendo que golpeaba a la Tierra como pelota.

Una de las pancartas vistas durante la marcha de hoy en Nueva York decía, por ejemplo, “Hagamos a Estados Unidos que piense de nuevo“.

Otras cartulinas individuales decían cosas como “El hielo no tiene una agenda, solamente se derrite“, aludiendo al cambio climático; “La verdad importa”, y “Nada de Twitter hasta que no hagas tu tarea de ciencia”, también en referencia al frecuente tuiteo de Trump.

Otra, más sencilla, simplemente decía: “2+2=4”.

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