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Cuando el sanguinario asesino es una personal «normal»

Testigos de sus sanguinarios crímenes, ocurridos todos ellos en Madrid, coinciden en decir de él que es una persona «normal», «la viva imagen de la vulgaridad, del hombre corriente», aunque para el escritor Roberto López Herrero la normalidad es un concepto tan subjetivo como cambiante.

Ese hombre vulgar, apellidado García Pérez, es el asesino en serie que trae en vilo a la policía madrileña en «Normal», la primera novela en papel de Roberto López Herrero, un escritor pluriempleado -es también actor, guionista, locutor,…- para quien la normalidad «es nuestro espacio de comodidad, para que no nos alteren».

«La normalidad -continúa en una conversación con Efe- es ese espacio que muchas veces nos impone la sociedad para sentirse cómoda».

«Normal» es la tercera novela con la que López Herrero intenta probar fortuna en un mundo, el de la escritura, que le permitió, confiesa hoy, mantenerse «cuerdo» durante los dos años en los que estuvo en paro, tras el cierre por la crisis de la emisora Punto Radio, en la que trabajaba. Ahora es guionista en el matinal de Onda Cero «Más de uno».

Tres novelas -las dos primeras de humor- autoeditadas «online» hasta que una editorial, Suma de Letras, se fijó en esta última, «Normal», y le propuso publicarla en papel.

Previamente, tuvo que ampliarla, «porque a la editorial le supo a poco, se le quedaban cortas algunas tramas, algunos personajes. La historia original ha crecido entre un treinta o un cuarenta por ciento», confiesa.

El resultado es un relato inquietante, una historia que atrapa de principio a fin. «No hay nada más camuflable que lo que se puede esconder a simple vista. Hay mucha gente -reflexiona en voz alta el autor- que pasa por nuestra vida y no nos fijamos en ella porque no tiene un rasgo distintivo, porque no llama la atención, porque es muy anodina».

Y anodino es precisamente José Antonio García Pérez, esposo fiel y entregado padre de familia, una persona de orden, de bien, como él mismo se presenta, alguien que solo aspira a llevar una vida normal, o lo que él entiende por normal. «Un ciudadano que trabaja, que cumple con las normas» y que está convencido de que «todo está mal».

Por ello, será capaz de las mayores atrocidades, de matar a sangre fría a personas inocentes que se cruzan con él en su día a día.

A la caza del asesino en serie saldrá un grupo heterogéneo de policías, personas todas ellas con una vida paralela y oculta. «Con todo ello -comenta el autor, madrileño de 46 años- he escrito una historia coral, creíble, lo menos CSI posible», dice en referencia a la serie estadounidense de televisión sobre enigmas policiales.

En el equipo encargado de perseguir al asesino destacan el inspector Félix Fortea, un «poli solitario, de novela barata» y un tanto bipolar, un hombre bajito, calvo y gordo que vive solo, con la única compañía de cuatro gatos, y la psicóloga Lara Martell. Dos personajes que, todo parece indicar, llegan para quedarse, pues López Herrero no descarta hacerles protagonistas de una serie de novelas.

«Yo creo que sí -confirma- que hay personajes en esta novela con desarrollo futuro, de los que queda mucho por saber. Pero antes, quiero ver cómo reacciona la gente, los lectores, si la novela gusta».

Admirador de Stephen King, el maestro de la novela de terror y misterio, Roberto López Herrero confiesa que, como lector, no se siente especialmente atraído por la novela negra. «Me ocurre una cosa, y es que me gusta escribir lo que no me gusta leer», confiesa. «La mayoría de novelas de género negro que he leído me han aburrido soberanamente», apostilla.

De ahí que haya intentado escribir una «no tan encorsetada, tan típica y tópica, un poquito diferente». Una novela, además, muy pegada a la realidad madrileña de los últimos meses, sobre todo en lo que respecta al cambio político habido en el ayuntamiento capitalino. «Madrid es un protagonista más de la novela, aunque no ha sido intencionado. Ha surgido así», asegura.

«Nadie escapa al mal. El mal anida hasta en el ser humano más normal. Es algo que tenemos todos. Como animales que somos, por mucho que nos pongamos condicionantes sociales, existe el mal, y existe la posibilidad de hacer el mal. Lo que tenemos es la inteligencia de elegir entre hacerlo o no», sostiene el autor.

Es «inherente al ser humano, genéticamente, e inherente a la sociedad por los errores que comete como sociedad, como masa colectiva», concluye sus reflexiones el autor de esta novela sobre el mal. EFE

M. Muñoz de Ayllón

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