

Las micro-redes podrían suponer una pequeña revolución energética en la que los consumidores y el medio ambiente serían sus principales beneficiarios
Se trata de pequeños sistemas inteligentes de distribución eléctrica y térmica autogestionados localmente, de forma que podrían funcionar tanto conectados a la red pública de distribución como aislados de la misma. Una microred implica también utilizar la energía de forma descentralizada, lo que reduce la dependencia hacia la red de distribución eléctrica convencional.
Se estima que unos 1.300 millones de personas de todo el mundo carecen de acceso a la electricidad, y que como resultado de ello gastan una parte importante de su modesto presupuesto en queroseno y otros combustibles para iluminarse.
Ahora, el equipo de Wardah Inam, Daniel Strawser, Rajeev Ram y David Perreault, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Cambridge, Estados Unidos, ha desarrollado un sistema, inspirado en las redes P2P (del término inglés peer-to-peer, o red de pares), para posibilitar que quienes viven en pueblos muy aislados y pueden permitirse tener paneles solares compartan energía con sus vecinos, proporcionando tanto ingresos a los propietarios como la tan necesaria electricidad a los vecinos.
La clave del sistema, desarrollado a lo largo de dos años de investigaciones y numerosos viajes a la India para hacer pruebas sobre el terreno y en condiciones reales, se encuentra en un dispositivo sencillo y más pequeño que una caja de zapatos, desarrollado por el equipo.
La unidad de gestión de energía (PMU, por sus siglas en inglés) lleva a cabo varias tareas, regulando cómo la electricidad de los paneles solares u otras fuentes es dirigida a usos inmediatos, como alimentar lámparas y teléfonos móviles, o recargar baterías para su uso posterior.