Últimas noticias

OPINIÓN: El negocio/timo de la «violencia de género»

OPINIÓN: El negocio/timo de la «violencia de género»

PioMoa.Wikipedia

Hay consignas ideológicas que se convierten en negocio, generalmente subvencionado y con proyección en unos medios de masas de ínfima calidad intelectual. Esas consignas dan, por así decir, inagotable “gasolina política”  a  numerosas personas, que se mueven incesantemente para justificar  sus  empleos.  Caso típico es la “memoria histórica”, un negocio realmente infame. Otro que sufrimos cada días es la denuncia de “la violencia de género” por los feministas. Ya la palabra “género” es un timo en el doble sentido de que evita el concepto real, el sexo, y en el de que sugiere una supuesta tendencia del varón a golpear a la mujer, tendencia que habría  que “domar” mediante una educación intensiva impuesta desde la infancia. “Educación” impartida, claro, por los que viven del cuento.

Recientemente han salido “informes” según los cuales tanto el “machismo” como la “violencia de género” vienen aumentando, a pesar del adoctrinamiento y manipulación intensivos de los feministas, del bombardeo seudomoralizante de unos políticos no por casualidad corruptos.  Por una parte es lícito desconfiar de esos informes, cuyo objetivo evidente es el de justificar más dinero público y más campañas dedicadas a combatir al “género” violento, al “patriarcado”  e historietas semejantes, incluso a imponer nuevas leyes antijurídicas y por tanto despóticas como las ya existentes. Pero por otra parte es posible que haya algo de cierto en la impresión de que estén creciendo  el malestar y los malos tratos entre parejas,

Una de las falacias empleadas por esa gente es que antes los malos tratos eran “normales” y no se denunciaban, mientras que ahora salen a la luz. Se alude con ello a la época franquista.  Por supuesto, no eran normales entonces, estaban socialmente muy mal vistos, y ocurrían mucho menos que ahora.  Dado que el maltrato ocurre en la intimidad familiar, parece imposible demostrar el aserto en un sentido u otro, pero en realidad es fácil atendiendo a “la punta del iceberg”, es decir, los homicidios, los cuales casi nunca pueden disimularse. Estos crímenes, la punta del iceberg,  nos dan un indicio de una situación de maltrato mucho más extendido, aunque apenas sea visible. Pues bien, los homicidios eran antaño más escasos que ahora, de modo que su total  de todas clases no alcanzaba al de los exclusivos asesinatos “de género” actuales, lo cual permite suponer razonablemente que el maltrato era también muy inferior.

Está claro que el problema debe disgnosticarse como violencia doméstica, que incluye también la de mujeres contra varones, la de padres contra hijos y de hijos contra padres, todas las cuales están en auge. Una forma de violencia femenina son las denuncias falsas de malos tratos, que suman la gran mayoría, a  juzgar por las sentencias  judiciales, y a pesar de que la ley está hecha por unos corruptos de tal modo que, como decía alguien, creo que  un magistrado, “Si todos los hombres no estamos en la cárcel es solo porque nuestras mujeres no se empeñan”, o algo así.

¿Y por qué aumentan todas estas formas de violencia? Es muy fácil entenderlo: los índices de fracaso familiar son enormes (divorcios, separaciones, etc., con los efectos sobre los hijos). La violencia doméstica es solo una manifestación del profundo malestar creado en estas décadas y manifiesto en otros aspectos como el alcoholismo, sobre todo juvenil, la expansión de la droga, el consumo de tranquilizantes, los embarazos de adolescentes, los abortos, etc.  Es una manifestación de la mala salud social que he mencionado y analizado brevemente en otros artículos. En definitiva se trata de una manifestación de un proceso de destrucción de la familia cada vez más masivo. ¿Y quiénes son los principales responsables de tal destrucción? Precisamente esa gente que vive de la “violencia de género”, pirómanos pretendidamente bomberos. Dejando a un lado la igualdad ante la ley, el feminismo es una aberración, una de las más peligrosas hoy día, y sus consecuencias en todos los órdenes las palpamos a diario.

Pio Moa, historiador y escritor

OPINIÓN: Elecciones andaluzas, o el embrutecimiento de un pueblo

About The Author

Otras noticias publicadas

Responder

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies