Los negociadores palestinos e israelíes alcanzaron ayer un alto el fuego duradero después de 50 días de la ofensiva en Gaza. A las siete de la tarde (una hora menos en España) entró en vigor el cese de hostilidades que se resistía desde hacía más de un mes. Lo mejor es que no tiene fecha de finalización, como las otras treguas temporales violadas, que no acababan con la Operación Margen Protector, en la que han muerto 2.138 palestinos —490 menores— y otros 10.300 resultaron heridos, más seis civiles —entre ellos un niño— y 64 militares caídos, además de un centenar de heridos, entre los israelíes.
Las celebraciones en Gaza confirman que, esta vez, es cierto. La paz llega a la Franja. El presidente palestino Mahmud Abbas acaba de declarar en Ramala que la tregua indefinida entre los grupos palestinos e Israel ha entrado en vigor a las siete de la tarde hora local (las seis en España).
El acuerdo que ha permitido que cesen los bombardeos y los cohetes cruzados implica una suavización del bloqueo impuesto por Israel sobre Gaza desde 2007 y que tiene a su población al borde de la catástrofe humanitaria.
Se flexibilizarán de inmediato algunos pasos para que entre ayuda humanitaria y material de construcción, con el que iniciar la reconstrucción de una tierra que en 50 días ha recibido más de 5.000 proyectiles y donde harán falta entre 4.000 y 6.000 millones de euros sólo para devolverla a su situación previa al 8 de julio, cuando comenzó esta Operación Margen Protector. Los pescadores podrán trabajar en seis millas. Israel confirma que también se suma a este cese de hostilidades, aunque cinco miembros del gabinete habrían votado en contra, según la prensa local. Los más destacados, los titulares de Exteriores e Industria, Avigdor Lieberman y Naftalí Bennett.
El acuerdo marco es poco ambicioso y deja para dentro de un mes el debate de temas más complejos, como la posibilidad de que Gaza logre reabrir un puerto y un aeropuerto internacionales (ambos levantados un día y ambos destrozados en bombardeos en 2001 y 2002) o la liberación de algunos presos de las milicias islamistas.
«Los esfuerzos han resultado», ha confirmado un Abbas visiblemente aliviado, pese a que la reclamación esencial de Hamás, el total levantamiento del cerco, no se ha logrado. Abbas confía en que las dos delegaciones negociadoras regresen «lo antes posible» a El Cairo para, con la ayuda del mediador egipcio, avanzar en los puntos que quedan pendientes, pero ya con la violencia silenciada. Ha costado 2.200 muertos y 10.300 heridos palestinos, 5 civiles y 64 militares israelíes.
Hamás, que ha leído un comunicado ante el Hospital Al Shifa, el más importante de Gaza, ha dicho que este acuerdo demuestra la «victoria de la resistencia». «Le decimos a los israelíes que pueden volver a sus casas gracias a Hamás, no gracias al primer ministro Netanyahu», han afirmado. Se felicitan de que se ha «destruido el mito» de que el Ejército de Israel no puede ser derrotado. «Netanyahu y su estrategia ha sido un fracaso», añade.
Tras las palabras del portavoz, han comenzado las manifestaciones de júbilo en la calle, con cohetes y canciones, con los vecinos felices por el fin de una ofensiva devastadora. La presión ejercida sobre Hamás y sobre Israel ha surtido efecto, finalmente.