Elecciones en medio de una crisis económica y política en Sri Lanka, Asia, mientras el pueblo presiona por el cambio
Dos años después de que las protestas populares en Sri Lanka llevaran a la destitución del ex presidente Gotabaya Rajapaksa, en medio de una grave crisis económica, la nación se prepara para elegir un nuevo presidente. Diecisiete millones de votantes acudirán a las urnas mañana, 21 de septiembre. Muchos de ellos han participado en el movimiento de protesta, denominado «aragalaya», o «lucha», en el que se pedía un cambio radical de la clase política, considerada corrupta.
«Ahora la población podrá dar voz concreta al deseo de cambio. Hay un deseo de cambio respecto a un pasado en el que faltaba transparencia y reinaba la impunidad, y tras un largo periodo de 65 años en el que los mismos partidos dominaban siempre la escena política. La crisis política está ahí y veremos cuál será el resultado de la votación. Rezamos y esperamos que Dios nos guíe, que dé al país un líder sabio, que todos trabajemos juntos por el bien del país», señala Mons. Echchampille Jude Silva, obispo de Badulla, en una entrevista con la Agencia Fides.
Tres son los principales contendientes que se disputan el puesto presidencial en el país insular: el Presidente saliente, Ranil Wickremesinghe, elegido por el Parlamento tras la salida de Rajapaksa, se presenta como candidato independiente. Los principales contrincantes son el líder de la oposición, Sajith Premadasa, y el líder de una alianza liderada por partidos marxistas, Anura Kumara Dissanayake.
Wickremesinghe ha prometido a los votantes continuar por la senda de la recuperación económica del país. Fue él quien negoció y obtuvo del Fondo Monetario Internacional el préstamo-rescate de casi 3.000 millones de dólares, que permitió a Sri Lanka dar un giro, aliviar la grave escasez de alimentos y combustible y reducir la inflación, que había alcanzado el 70%. Algunos votantes han apreciado su labor para restablecer la estabilidad.
Hoy, la inflación ha caído por debajo del 5% y no hay necesidad de hacer cola para comprar productos de primera necesidad. Sin embargo, la crisis sigue haciéndose sentir. Wickremesinghe ha recortado las subvenciones y subido los impuestos en el marco de las medidas de austeridad impuestas por el Fondo Monetario. El coste de la vida ha aumentado, mientras que los salarios siguen siendo los mismos. La nación consiguió evitar la bancarrota gracias a los préstamos del Fondo Monetario Internacional y de países como China e India, pero en la actualidad la población sigue sintiendo la presión de la enorme deuda del país, que asciende a 92.000 millones de dólares (el total de la deuda externa e interna). Al menos el 25% de los 22 millones de habitantes del país viven por debajo del umbral de la pobreza.
Por su parte, el líder del Poder Popular Nacional, Anura Kumara Dissanayake, conocido popularmente como «AKD», también cuenta con apoyos y, con sus dotes oratorias, ha atraído a multitudes y desatado la ira de muchos votantes. La alianza que encabeza incluye partidos políticos, grupos juveniles, organizaciones de la sociedad civil, grupos de mujeres y sindicatos, principalmente de la clase trabajadora. Como coalición que nunca ha gobernado, se percibe como «algo nuevo».
El otro candidato presidencial y líder de la oposición, Sajith Premadasa, del Poder Popular Unido, se presenta como una «tercera vía» entre los otros dos aspirantes, proponiendo una «vía intermedia» entre el statu quo y el cambio radical.
Si en el pasado el voto en Sri Lanka estuvo determinado principalmente por criterios étnicos, religiosos o de pertenencia a un clan, esta vez será sobre todo la economía la que guíe las elecciones. Mons. Peter Antony Wyman Croos, obispo de Ratnapura, en el centro de la isla, comenta a la Agencia Fides. «La esperanza de todos es mejorar la economía, dar a los pobres nuevas oportunidades de subsistencia. La crisis sigue siendo fuerte, muchas familias sufren, hay desempleo y la gente lucha por salir adelante. Todos los candidatos han prometido conducir a Sri Lanka hacia un futuro próspero, desarrollando nuevas industrias, mejorando la agricultura, creando nuevos puestos de trabajo. En política, incluso en medio de la crisis, vemos que hay personas de buena voluntad que esperamos puedan gobernar por el verdadero bien común del pueblo». AGENZIA FIDES