Originaria de Alise (año 237-253, Borgoña, Francia), Reina era la hija de Olibrio, un jefe galo del siglo III. Habiendo quedado huérfana de madre, desde muy joven se convirtió al cristianismo y sufrió el martirio por decapitación de manos de su padre pagano, que prefirió matarla antes que sufrir la vergüenza de tener una hija cristiana.
Lo que se conoce sobre ella son algunos detalles que fueron registrados en las actas en el martirologio romano o catálogo de santos o mártires de la Iglesia Católica.