María José Algarra Ustárroz
Las enfermeras de Navarra nos hemos encontrado estos días con las declaraciones del presidente del Consejo General de Enfermería en las que destacaba, positivamente, que Navarra está por encima de la ratio europea de enfermeras por cada mil habitantes. Como si fuera esta comunidad el paraíso enfermero donde hay las profesionales suficientes en cada centro de salud, en cada planta de hospital, en cada periodo estival o en cada pico pandémico.
Flaco favor les hace a las profesionales que representa cuando se conforma con mantener la mediocridad de la tabla, solo por el hecho de que hay comunidades que estén por debajo de cifras que bailan en algunas enfermeras arriba o abajo, centrando la diferencia en condiciones laborales mejores y más atractivas, algo que también merece, como poco, puntualización.
Sin embargo, conviene recordar varias cuestiones que, desde el Sindicato de Enfermería, hemos planteado siempre para respaldar la acuciante necesidad que Navarra tiene de mayor plantilla enfermera. El primero de todos es que nuestras enfermeras y enfermeros están agotados, no hay suficiente personal para sustituciones (vacaciones, reducciones, bajas, excedencias…) ni permisos, cada año debemos pelearnos para luchar contra el manido argumento de “por necesidades del servicio” utilizado por la administración para denegar estos derechos, y no nos sirven las estadísticas cuando acompañamos a nuestras profesionales en su frustración y desengaño.
En segundo lugar, conformarnos con estar por encima de una media baja (pues España está más bien a la cola de Europa en cuanto a enfermeras por habitante se refiere) solo puede convertir nuestra sanidad en un servicio mediocre, como así está sucediendo en la atención asistencial, especialmente dolorosa en el ámbito de la Primaria. En SATSE Navarra siempre hemos puesto el objetivo en los países que lideran el ranking europeo, como Irlanda, Alemania o Dinamarca, donde hay casi el doble (entre 12 y 16) enfermeros/as por cada 1.000 habitantes, mientras que aquí tenemos que alegrarnos por contar con 8 profesionales porque en otras comunidades hay menos, todavía.
Este déficit de plantilla en Navarra está lejos de ser un motivo de orgullo y no convierte a Navarra ni en referente ni en ejemplo satisfactorio de servicio de salud, y si el presidente del Consejo de Enfermería da datos cuantitativos destacando a Navarra, no hace sino darle argumentos a los gestores y políticos de esta comunidad para mantener el statu quo actual, algo poco o nada conveniente para una profesión
Por último, es hora ya de que la administración actual, y las venideras, cojan el toro por los cuernos, se armen de valentía y pongan encima de la mesa el modelo asistencial que impera en Navarra desde hace décadas, extremadamente medicalizado, poco preventivo y nada centrado en los cuidados y autocuidados. Muestra de ello es la enorme diferencia que hay entre el número de enfermeras/os y el número de médicos existentes países sanitariamente vanguardistas como los citados antes, donde han sabido empoderar, pero de verdad, el papel de la enfermera, tanto como referente en los cuidados, como en inversión puesto que, la educación en la buena salud, la prevención y la formación en el autocuidado evitarán colapsar las consultas de los centros sanitarios.
SATSE va a seguir trabajando por alcanzar los máximos en cuanto a excelencia asistencial se refiere, a pesar de las piedras que nos vayan poniendo por el camino, y esto pasa sin duda por aumentar el número de profesionales enfermeros y la mejora sustancial de sus condiciones laborales.
Mª José Algarra, secretaria autonómica de SATSE Navarra
